Belo Horizonte, el país más ganador de la historia y el mundo asistieron atónitos a una lección de fútbol de los alemanes, que jugarán la finalísima por octava vez. Su rival será el vencedor de Argentina y Holanda, la otra semifinal del miércoles a las 17 en San Pablo.
En una pesadilla peor que el "Maracanazo" de 1950, Alemania vapuleó con un rotundo 7 a 1 sobre Brasil en su propio Mundial en una de las semifinales de la Copa y clasificaron por octava vez a una final de la máxima competencia.
Su rival será el ganador del duelo de este miércoles, 17 hs en San Pablo, entre Argentina y Holanda.
En una jornada histórica que costará olvidar para brasileños, alemanes y para el mundo futbolero, Alemania abrió la cuenta a los 11 minutos a través de Müeller luego de una distracción increíble de los brasileños en un tiro de esquina.
A partir de allí, Brasil desnudó todas sus falencias y fue un concierto de Alemania, que convirtió cuatro goles en siete minutos -dos de Kross, uno de Khedira y otro de Klose, goleador histórico de los Mundiales-, y derrumbó así las ilusiones de vengar el "Maracanazo" de los dueños de casa.
Brasil lució como un equipo partido al medio, sin corte en la mitad, y con sus líneas muy separadas. Eso fue letal para el poderío alemán en los últimos metros, y la goleada, ante la incrédula mirada de los espectadores del estadio Mineirao, comenzó a consumarse.
En una jornada histórica que costará olvidar para brasileños, alemanes y para el mundo futbolero, Alemania abrió la cuenta a los 11 minutos a través de Müeller luego de una distracción increíble de los brasileños en un tiro de esquina.
A partir de allí, Brasil desnudó todas sus falencias y fue un concierto de Alemania, que convirtió cuatro goles en siete minutos -dos de Kross, uno de Khedira y otro de Klose, goleador histórico de los Mundiales-, y derrumbó así las ilusiones de vengar el "Maracanazo" de los dueños de casa.
Brasil lució como un equipo partido al medio, sin corte en la mitad, y con sus líneas muy separadas. Eso fue letal para el poderío alemán en los últimos metros, y la goleada, ante la incrédula mirada de los espectadores del estadio Mineirao, comenzó a consumarse.
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