Consciente que no ganó convincentemente en su última pelea y que su rival de turno es un peleador joven, invicto y con mucha hambre de victoria, el filipino y único campeón mundial en ocho divisiones en la historia del boxeo, Manny Pacquiao, aseguró que ha tomado su etapa de entrenamiento para su pelea ante Timothy Bradley el 9 de junio con mucha seriedad y dedicación.
"Para mi pelea anterior tuve muchas distracciones y subestimé a Juan Manuel Márquez", admitió Pacquiao el jueves en una presentación de su entrenamiento ante los medios en el Wild Card Gym en Hollywood.
"Pero eso no pasará esta vez. Pelear con un joven, invicto y con hambre [de victoria] me ha motivado e inspirado a trabajar fuerte. Es muy importante para mí [dar un buen combate] porque todos sabemos que mí última pelea fue pareja y quiero dar una buena demostración que haga a todo el mundo sentirse bien".
La última pelea de Pacquiao (54-3-2, 38) fue en noviembre pasado en el mismo recinto que albergará el cartel del sábado 9 de junio, el Grand Arena del MGM Grand Hotel de Las Vegas. En ella el filipino defendía la misma corona que defenderá ante Bradley ((28-0, 12 KO), la correa welter de la Organización Mundial de Boxeo. Y en el combate del pasado 12 de noviembre, tercero de su carrera ante el mexicano Márquez, el boxeador catalogado por muchos como el mejor peleador libra por libra del deporte en el actualidad, sólo pudo retener su corona por medio de una disputada decisión mayoritaria.
Recientemente Pacquiao ha dicho que tuvo varias distracciones durante su pasado entrenamiento. Se ha reportado incluso que estaba teniendo problemas matrimoniales. Pero para Pacquiao fueron otras cosas las que atraían su total dedicación. La música, jugar baloncesto con sus amigos, la política y las apuestas le consumían mucho tiempo del día.
"Leer la biblia me ayuda a saber como seguir y obedecer los mandamientos de Dios", dijo Pacquiao. "Y me ha dado un espíritu vivo en mí. Y cuando uno tiene el espíritu tendrá el fruto del espíritu que es amor, gozo, paz, paciencia, humildad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio".
Seguir los mandamientos divinos por lo tanto lo han dejado centrarse más en vivir una vida sana. Pacquiao ya no bebe alcohol. Ya no amanece en fiestas y visitando casinos. Ya no sale con mujeres a fiestas. Incluso dijo que ya ni habla palabras soeces.
Incluso le ha dado herramientas para poder bregar con los problemas que siempre surgen, como la reciente diferencia que tuvieron su entrenador Roach y su adiestrador físico Alex Ariza por el malestar que provocó en el primero que el segundo abandonara por un tiempo el campamento de preparación para ir a atender a otro boxeador el mes pasado en Las Vegas.
"Les recomendé a ambos que lean la biblia. Alex lo está haciendo todos los días y si uno hace eso tendrá sabiduría y control. Tendrán amor y paciencia. Y creo que ya no hay problemas. Yo tomé mi decisión que ambos estén y estamos bien".
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