La discoteca, que abrió hace ocho años, era masivamente frecuentada por los homosexuales y lesbianas dominicanos y latinos de los diferentes condados de la ciudad.
Hace algún tiempo, una mujer, fue asesinada a balazos frente a ese establecimiento, después que un visitante se le prohibió la entrada y regresó armado, disparando contra docenas de parroquianos que salían del lugar en la madrugada.
La discoteca, además de los servicios de un bar, ofrecía espectáculos de strippers y cantantes que se identificación con esa preferencia sexual.
Muchos afroamericanos, también eran clientes habituales del negocio.
Juan Rosa, un activista dominicano de la Asociación de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Transgéneros (LGTB) de Nueva York, deploró el cierre de la discoteca y dijo que fue la primera vez que la comunidad homosexual de las minorías, tuvo un lugar, donde asistir a divertirse.
“No teníamos que caminar en toda la ciudad, para pasar un buen rato”, añadió Rosa.
La corporación de gimnasios, confirmó a través de un portavoz que se hizo con los 28.000 pies cuadrados del edificio de tres plantas y esperar abrir a comienzos del otoño de este año.
El afroamericano Washington Palmer, quien desde hace varios años, era el dueño de la discoteca gay, señaló que no podía pelear por el local y que abrió un nuevo lugar llamado “La Bodega 47″.
La discoteca ganó popularidad y atraía clientes de toda la ciudad, especialmente por su proximidad a vías de acceso al transporte público y privado.
Palmer dijo que la clientela era tanta, que los clientes muchas veces, tenían que esperar hasta una hora en fila, para poder entrar. Explicó que la mayoría de los clientes, eran personas que habían salido del closet.
El dominicano José Cabrera, era uno de los batenders que laboraba en la barra.
Palmer, que en Nueva York, no hay muchas opciones nocturnas para los homosexuales. La discoteca, sólo ocupaba 2.000 pies cuadrados.
Otras dos discotecas para homosexuales en el Alto Manhattan, son “El Morocco” en la avenida Broadway y la calle 145 y “Castro” en la avenida Dickman, que abrieron recientemente.
La discoteca, además de los servicios de un bar, ofrecía espectáculos de strippers y cantantes que se identificación con esa preferencia sexual.
Muchos afroamericanos, también eran clientes habituales del negocio.
Juan Rosa, un activista dominicano de la Asociación de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Transgéneros (LGTB) de Nueva York, deploró el cierre de la discoteca y dijo que fue la primera vez que la comunidad homosexual de las minorías, tuvo un lugar, donde asistir a divertirse.
“No teníamos que caminar en toda la ciudad, para pasar un buen rato”, añadió Rosa.
La corporación de gimnasios, confirmó a través de un portavoz que se hizo con los 28.000 pies cuadrados del edificio de tres plantas y esperar abrir a comienzos del otoño de este año.
El afroamericano Washington Palmer, quien desde hace varios años, era el dueño de la discoteca gay, señaló que no podía pelear por el local y que abrió un nuevo lugar llamado “La Bodega 47″.
La discoteca ganó popularidad y atraía clientes de toda la ciudad, especialmente por su proximidad a vías de acceso al transporte público y privado.
Palmer dijo que la clientela era tanta, que los clientes muchas veces, tenían que esperar hasta una hora en fila, para poder entrar. Explicó que la mayoría de los clientes, eran personas que habían salido del closet.
El dominicano José Cabrera, era uno de los batenders que laboraba en la barra.
Palmer, que en Nueva York, no hay muchas opciones nocturnas para los homosexuales. La discoteca, sólo ocupaba 2.000 pies cuadrados.
Otras dos discotecas para homosexuales en el Alto Manhattan, son “El Morocco” en la avenida Broadway y la calle 145 y “Castro” en la avenida Dickman, que abrieron recientemente.
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