Los jóvenes, uno identificado como Wilson Salas, de 17 años, y su cómplice de 15, cuyo nombre no fue revelado debido a su edad, fueron detenidos al otro día del ataque, después que los uniformados lo reconocieran en las fotos tomadas por la cámara de seguridad del subterráneo.
Esta estación, inaugurada el 14 de enero de 1911, es la más profunda de todas las existente en La Gran Manzana, al tener 55 metros de profundidad, y el tren Uno, el único que pasa por allí transporta dos millones 600 personas al año, equivalente a un poco más de siete mil diariamente, la mayoría dominicanos.
La víctima no fue identificada por las autoridades, pero si informó que recibió varios puñetazos y patadas por parte de los jóvenes, que luego tomaron su celular y salieron corriendo. El hombre quedó con serias heridas y moratones en los ojos, nariz, boca y oreja, que ameritaron internarlo en el hospital Presbiteriano de Columbia (Medican Center), de la calle 168 con Broadway.
Cuando la policía detectó a Salas, éste dejó caer el teléfono al suelo. Sin la más mínima posibilidad de escapar, el joven, medio gagueando e inconsistentemente, le dijo a los policía, “que sólo tenía el teléfono en su poder, ya que iba a comprárselo a su amigo”, según declaró la Oficina del Fiscal del Distrito de Manhattan.
El ladronzuelo criollo fue procesado en la Corte Criminal de Manhattan por dos cargos de robo en segundo grado y posesión criminal de propiedad robada. Su fianza fue fijada en $7,500 dólares en efectivo y $15.000 en bienes. Su próxima audiencia será este miércoles.
Los fiscales dijeron que el cómplice de 15 años de edad, quien actuó como observador durante la acción delictiva, será procesado como un menor.
Nota de Ramón Mercedes
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