Los restos del teléfono de la pared que conecta al dugout visitante con el salón de la prensa en el Oriole Park en Camden Yards, el instrumento sobre el cual el bateador designado de los Medias Rojas de Boston, David Ortiz, descargó su frustración con varios swings viciosos con su bate en la noche del sábado, fueron envueltos en plástico tras finalizar el partido.
Pero en algún lugar en Baltimore, un instalador de teléfonos posiblemente sonreiría al recibir la noticia de que, mientras que el bate de Ortiz no sobrevivió el encuentro con el teléfono en la séptima entrada, haciéndose astillas mientras el segunda base de los Medias Rojas, Dustin Pedroia, buscó protegerse debajo de una toalla, de alguna manera el teléfono sí sobrevivió.
"Sonó", dijo el manager de Boston John Farrell, un poco incrédulo inclusive. "Alguien llamó".
Ortiz estaba en el plato con un conteo de 3 y 0 contra el relevista de Baltimore Jairo Asencio, cuando se echó para atrás de la caja del bateador al mismo tiempo que Asencio lanzó un pitcheo que, según analizar las varias repeticiones, claramente fue alto. Ortiz dijo que no había pedido tiempo.
"No, no, eso fue una bola", Ortiz reclamó. "Si el receptor (Matt Wieters) no la hubiese agarrado, le hubiese dado a Timmons en la cara".
Ortiz estaba incrédulo cuando Timmons la cantó como strike, ladrándole al árbitro. Se agitó aún más cuando Timmons cantó el siguiente lanzamiento, el cual parecía estar fuera de la zona, un strike también, y ya estaba inconsolable cuando le hizo swing al próximo lanzamiento, que estaba bajito y adentro, para poncharse.
"No sé qué hacer", expresó Ortiz. "Le hice swing a un lanzamiento que estaba en el piso".
Ortiz estaba visiblemente frustrado cuando regresaba al dugout. Y tan pronto descendió los escalones, y se dirigió hacia el teléfono, uno de dos en la pared cerca del corredor que lleva al vestuario. El de arriba, el que se llevó la mayor parte del daño, es el teléfono que comunica al salón de la prensa.
El otro teléfono, al bullpen. Fue en ese momento, explicó Ortiz, cuando fue expulsado, el que le hizo regresar furioso hacia el terreno. Farrell y los coaches Torey Lovullo y Brian Butterfield trataron de aguantarlo, y cuando regresó al dugout, Pedroia le echó la charla.
El segunda base dijo que le pedía a Ortiz que no hiciera nada que lo pudiese conducir a una suspensión.
"Él es la parte más importante en nuestra alineación", compartió Pedroia. "No podemos perder a David por un partido. Estaba tratando de calmarlo. Estoy seguro que fue muy gracioso, el jugador más pequeño hablándole al más grandote".
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