24 de febrero de 2011

Qué comer para tener un corazón sano

Por Karina Jurgensmeyer
Infartos, derrames cerebrales, hipertensión...Una de las maneras más sencillas de prevenir este tipo de trastornos cardiovasculares es cambiando nuestra dieta; prestando atención a aquello que podría dañar nuestro corazón.

La ecuación es simple: más frutas y verduras y menos ingesta de sal y de grasas.  ¿El resultado? Un gran impacto en los tres principales factores de riesgo de enfermedades coronarias: el Índice de Masa Corporal (IMC), la hipertensión y los niveles de colesterol.

Consumir menos sal puede salvar vidas.  Ingerir sal en exceso favorece la retención de líquidos, lo que entorpece la circulación sanguínea, eleva la presión arterial y sobrecarga el corazón. Para restringir el consumo de sodio se recomienda por lo menos no agregar más sal a la comida una vez que ya está servida y, además, limitar los alimentos conservados y embutidos.

Comer mucho pescado y muy poca carne roja es bueno para evitar tener elevado el nivel de colesterol.  El colesterol es un lípido, -una sustancia grasosa- en la sangre. Un colesterol alto aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares porque implica tener grasa en la sangre que tapa las arterias y reduce la capacidad del corazón de bombear sangre y oxigeno como debe.

Una dieta rica en frutas y verduras es clave también para gozar de un corazón sano.  Ricas en vitaminas y nutrientes esenciales, cada porción diaria de estos alimentos reduce el riesgo de sufrir un infarto en un cinco por ciento.

Recuerde que sólo tenemos una vida y que pequeños cambios en cómo la vivimos puede prolongarla y mejorarla.  Una alimentación sana junto a una actividad física regular cuidará de nuestro corazón, músculo clave para la vida.

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