Díaz, especializado en ultradistancias en aguas abiertas, necesitó cuatro horas, 54 minutos y 32 segundos para completar la travesía desde el puerto jordano de Aqaba hasta la costa de las Alturas de Taba, en la región este de la península del Sinaí.
El propósito del atleta quisqueyano era enlazar con sus brazadas los continentes de Asia y África, para lo cual debió alterar su plan inicial de nadar desde las costas de Yemen hasta las de Djiboutí, debido a la actividad de la piratería marítima en el golfo de Adén.
Oliver Olivo, coordinador del equipo de asesores y entrenadores del deportista, explicó a Prensa Latina que debido a la fuerza de las corrientes en el Mar Rojo debió nadar en línea transversal, aún cuando la distancia recta era de 18,3 kilómetros.
Si bien las condiciones del mar fueron excelentes, a pesar de que en días previos las brisas soplaban con fuerza, Díaz mantuvo un ritmo de nado muy bueno, pero encontró dificultades en la navegación hacia la línea de meta definida y eso añadió entre 45 y 55 minutos al nado.
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