Que en sólo unas horas la cifra oficial haya aumentado en más de 500 víctimas da una idea de la dimensión de la catástrofe que asola a este país del Himalaya.
Las autoridades advirtieron que el sismo ha sido el más grave y letal de los últimos 80 años. La dimensión de los destrozos hace temer al Gobierno que los muertos alcancen finalmente los 5.000, además de otros miles de heridos que aún esperan por atención médica en los colapsados sistemas de asistencia nepalíes.
En los países vecinos, entre ellos, la India y China, se registraron 90 fallecimientos más.
Al mismo tiempo, Unicef ha advertido de que hay cerca de un millón de niños afectados que necesitan ayuda urgente.
El sismo contó con numerosas réplicas y provocó varios aludes en el monte Everest, donde 18 personas fallecieron en este inicio de temporada de alpinismo.
El balance podría aumentar en Nepal, donde las agencias humanitarias tienen todavía dificultades para evaluar el alcance de la devastación y las necesidades de la población.
Las autoridades intentan rescatar a los sobrevivientes de entre los escombros y atender a los miles de heridos. Muchos de ellos esperaban a ser tratados en las calles de Katmandú, debido a la insuficiencia de medios y saturación de los hospitales.
Uno de los grandes problemas en Katmandú es la falta de agua potable. El suministro de agua corriente ha dejado de funcionar, y la embotellada ya escasea. Hay también temor a que puedan extenderse las enfermedades contagiosas.
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