Los Marlins despidieron el martes a Guillén después de apenas una temporada con el equipo que comenzó llena de promesas y se descarriló por un pobre desempeño en el terreno y sus polémicas declaraciones sobre Castro.
Una prometedora temporada se estropeó desde abril, cuando una revista publicó una entrevista con Guillén en la que el venezolano elogiaba a Castro. Seis meses después, el episodio fue un factor en la decisión de despedir a Guillén, de acuerdo con funcionarios del equipo.
"Enfrentémoslo, no fue positivo para el equipo, no fue positivo para Ozzie", dijo el presidente de operaciones deportivas de los Marlins, Larry Beinfest. "Fue una decepción, no hay duda de eso".
Un pésimo equipo tampoco fue de gran ayuda. Los Marlins esperaban cobrar dividendos y luchar por los playoffs tras mudarse a un estadio nuevo y gastar a manos llenas antes del comienzo de la campaña pero terminaron en el fondo de la División Este de la Liga Nacional con foja de 69-93, la peor del equipo desde 1999.
Guillén regresaba el martes de unas vacaciones en España y Beinfest le informó sobre su cese en una breve conversación vía telefónica. La medida se toma pese a que el equipo todavía le debe a Guillén 7,5 millones de dólares por los tres años que restan en su contrato.
El próximo dirigente de los Marlins será el quinto para el dueño del equipo, Jeffrey Loria, desde comienzos de 2010. Dos de los managers despedidos por él disputaron los playoffs este año.
"Todos sentimos que teníamos un plantel bastante bueno antes del inicio de temporada, y simplemente no jugamos bien", dijo Beinfest. "Todos compartimos la culpa en esto. Este no es un día divertido para mí, ciertamente no lo es para Ozzie ni Jeffrey ni para nadie involucrado. Este es un fracaso organizacional. Pero sentimos que necesitábamos realizar este cambio para poder seguir adelante".
Hubo especulaciones de que el puesto de Beinfest también podría estar en juego, pero él seguirá en su rol actual. La búsqueda de un nuevo manager acaba de iniciar, dijo.
Durante la pretemporada, Guillén elogió el balance de su plantel y lo proclamó listo para ser un ganador.
Sin embargo, un pésimo récord en junio dejó a Miami fuera de contienda, y la dirigencia se deshizo de varias fichas en julio.
Los elogios de Guillén a Castro provocaron el repudio de la numerosa comunidad cubana en Miami. El manager se disculpó varias veces en una conferencia de prensa, y después fue suspendido por cinco partidos, cuando llevaba apenas cinco encuentros como piloto de los Marlins.
"Esa fue una situación muy mala para mí y para los que me rodean", declaró Guillén en septiembre. "Eso fue quizás lo peor que he hecho".
Guillén se fue de los Medias Blancas de Chicago en septiembre de 2011, después de ocho temporadas al mando. Unas 24 horas después, firmó un contrato por cuatro años con los Marlins, donde fue coach de tercera base en el equipo que ganó la Serie Mundial de 2003.
"Siento que estoy de vuelta en casa", dijo entonces.
Loria canjeó a dos jugadores de ligas menores para obtener a Guillén, y le dio un contrato por cuatro años y 10 millones de dólares, la máxima cifra para un manager en la historia del equipo.
En junio, los Marlins tenían récord perdedor y habían perdido las esperanzas de clasificarse a los playoffs. A pesar de los malos resultados, el extrovertido Guillén mantuvo generalmente la calma y se adjudicó la responsabilidad por los malos resultados.
Al tanto de la posibilidad de perder el cargo, el venezolano dijo dos semanas antes del final de la campaña que estaba contento por haber alquilado una casa en Miami en vez de comprar.
"Con el trabajo que hice este año, ¿creen que merezco volver?", comentó Guillén el último día de la temporada. "Por supuesto que no. Pero no soy el único... comencemos por la cima. La oficina central falló, Ozzie falló, los coaches fallaron, los jugadores fallaron, todos fracasamos".
Miami fichó en diciembre a José Reyes, Mark Buehrle y Heath Bell con contratos que sumaban un total de 191 millones de dólares. Pero Bell fue un fracaso como taponero, y los Marlins se vieron aquejados por mal bateo, especialmente en situaciones cruciales.
Bell fue canjeado la semana pasada a Arizona.
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