Faltaba poco más de un minuto para que finalizara un primer cuarto marcado por los envites ofensivos de los locales y el aguante de Los Angeles Clippers. Ataviado con su nuevo uniforme y el número 37 a la espalda, el armador nacido en Arkansas saltó a la duela ante la ovación de la fanaticada asistente al Chesapeake Energy Arena.
Ya lo dijo antes de que diera comienzo el encuentro ante sus antiguos vecinos de los Clippers.
La enésima jugada trenzada a base de velocidad y movimientos certeros de los locales acabó con Fisher lanzando desde el arco y con el público coreando su nombre cuando el esférico traspasando el aro.
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