"Considerando los desafíos generados por la situación económica financiera de la empresa a la luz del cronograma de vencimiento de sus deudas y las amenazas a sus cofres por inminentes embargos o bloqueos en procesos judiciales, y teniendo en cuenta la necesidad de adoptar de urgencia medidas de protección, la Oi concluyó que la presentación del pedido de recuperación judicial sería la medida más adecuada en este momento", explicó la empresa en un comunicado.
La deuda de la Oi es la mayor entre las empresas brasileñas que han solicitado la llamada recuperación judicial, como en Brasil es conocida la ley de quiebras.
Hasta ahora la empresa brasileña con mayor deuda que tuvo que solicitar intermediación de la justicia para renegociar sus obligaciones era la petrolera OGX, del exmillonario Eike Batista, que en 2013 se acogió a la ley de quiebras con 11.200 millones de reales (unos 3.200 millones de dólares) de pasivos.
Además de ser la mayor operadora de telefonía fija de Brasil, con cerca de 17 millones de clientes, Oi es una de las mayores suministradoras de acceso a internet en banda ancha, la cuarta mayor operadora de telefonía móvil y un importante actor en el mercado de televisión por suscripción.
Considerada como la tercera mayor empresa del sector de telecomunicaciones de Suramérica, con unos 50 millones de clientes, la Oi tiene entre sus principales accionistas la antigua Portugal Telecom, su socia estratégica desde 2010 y que posee el 27,5 % del capital. Gran parte de la deuda de la Oi proviene precisamente de los problemas que le acarrearon su fusión con Portugal Telecom, efectuada en 2013 pero liquidada a comienzos de 2015, con la venta de los activos de la compañía lusa a la luxemburguesa Altice.
La Oi llegó a negociar este año un acuerdo con el fondo de inversiones LetterOne, controlado por el billonario ruso Mijail Fridman, para adquirir la también brasileña TIM en un intento de sanear sus finanzas, pero los rusos terminaron desistiendo.
La posible fusión con TIM la habría fortalecido en el mercado móvil y dado condiciones de competir en Brasil en mejores condiciones con la española Telefónica, que opera bajo la marca Vivo, y la mexicana América Móvil, con su sello Claro, que también ofrecen en el país telefonía fija, telefonía móvil, acceso a internet y televisión por suscripción.
La compañía explicó en su comunicado que, si la justicia acepta su petición de acogerse a la ley de quiebras, podrá refinanciar sus deudas y al mismo tiempo garantizar la oferta de los servicios a sus clientes.
La operadora sólo comunicó su decisión después del cierre de la bolsa de Sao Paulo, pero sus acciones sufrieron una fuerte caída este lunes, del 10 % las preferenciales y el 6 % las ordinarias, luego de que la empresa admitiera que tuvo que llegar a un acuerdo con el estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) para suspender el pago de sus obligaciones financieras por 180 días.
La empresa acumuló el año pasado pérdidas por 5.300 millones de reales (unos 1.766,7 millones de dólares) y en el primer trimestre de este año su perjuicio ascendía a 1.640 millones de reales (unos 468,6 millones de dólares).
La semana pasada la agencia de clasificación de riesgo Fitch Ratings rebajó su nota hasta "C", el último nivel antes de la quiebra, por considerarla insostenible.
Via 20minutos
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