Bellos, majestuosos... o simplemente sorprendentes.
Estos fueron los comentarios de muchos aficionados al béisbol de la ciudad de Nueva York, que desafiaron ayer, viernes, a los elementos del clima para ver a los Yanquis y a los Mets de Nueva York a poner a prueba sus elegantes y costosos nuevos estadios en partidos de pretemporada, un doble debut en una ciudad que no había tenido un nuevo estadio de Grandes Ligas en 45 años.
Estos fueron los comentarios de muchos aficionados al béisbol de la ciudad de Nueva York, que desafiaron ayer, viernes, a los elementos del clima para ver a los Yanquis y a los Mets de Nueva York a poner a prueba sus elegantes y costosos nuevos estadios en partidos de pretemporada, un doble debut en una ciudad que no había tenido un nuevo estadio de Grandes Ligas en 45 años.
Los fanáticos estaban maravillados y, por lo que costaron, ciertamente deberían estarlo.
"Cuando muera, quiero que mis cenizas sean sepultadas aquí. Es por lo bello que es", señaló John Zozzaro, quien admiraba el Citi Field, el campo de los Mets, ubicado en el barrio de Queens y que tuvo un costo de $800 millones.
Los aficionados no escatimaron elogios para la grama verde del campo hasta los soportes para bebidas en sus butacas.