Sin embargo, el paso de los años transformó a Milagros Germán en una mujer bella, inteligente, con sobrado talento para ejercer la comunicación, desde hace 25 años (13 de ellos al frente de “Chévere nigths”, por Telesistema, canal 11).
La clave de esa transformación la reveló en el programa “Emprendedores” (canal 7, Antena Latina): “La verdad no sé, aura, carisma, me fajaba a leer, a conocer para poder hablar y poder desenvolverme más o menos bien; en los concursos más que lo bonita que yo era primó el hecho de que tenía una base cultural y de conocimientos que me permitía un cierto manejo en la exposición pública; eso me hizo ganar los concursos de belleza”.
Su carrera original
Germán, que como cualquier dominicana trabajó en una tienda envolviendo regalos y se iba en concho a la universidad, tenía en sus sueños de juventud ser arquitecta. Jamás en su mente estaba eso de ser diva de la televisión.
“Estudiaba arquitectura en la UNPHU y tenía que ir a pie con una amiga mía, hasta la 30 de marzo, y ahí cogíamos un carrito”, recordó durante la entrevista con el alcalde electo por el Distrito Nacional, David Collado. En la universidad estudió hasta el octavo semestre. Solo le faltaban unas cuantas materias y la tesis para graduarse, cuando vino aquel dulce caramelo que Ramón Darío Cruz le dio a probar: participar en Miss República Dominicana.
Milagros Consuelo de la Altagracia Germán Olalla (ahora de 57 años, aunque aparenta de 37) se alzó con aquella corona de Miss República Dominicana 1980 y eso de la arquitectura quedó en el olvido para dar paso a la figura pública.
De los concursos de belleza a la televisión hay pocos pasos. María Elena Núñez se encargó de buscarle el zapato a la medida. “Ella tenía una compañía en esa época y quería hacer un programa de televisión con un formato parecido a uno que se presentaba en Estados Unidos, con dos mujeres, para el cual nos buscaron a Maríasela Álvarez y a mí”.
El proyecto no se dio como originalmente fue ideado, pero Mariasela y ella siguieron juntas y crearon el programa “Con los ojos abiertos”, en el canal 4, que se transmitía los sábados a las 8:00 de la noche.
Tras la separación, la televisión centró su atención y vinieron años como los vividos en la pantalla al lado de Freddy Beras Goico.
“Cuando asumí un programa propio arriesgué todo el dinero que tenía ahorrado en un banco. Sabía que tenía que hacerlo; fui productora de televisión siempre, solo en ese momento que estaba con Freddy fui empleada y fue un proyecto que se hizo en Telecentro”, indicó.
Junto al dinero y otras propiedades, ella vendió una joya preciada: “Para poner mi primer programa tuve que vender un anillo de brillante que yo tenía, que lo había comprado con muchísimo esfuerzo de la epóca en que había estado en los concursos de belleza”.
Siguió la explicación: “Tuve que venderlo para pagar mi parte de lo que me correspondía de la escenografía, que es la inversión mayor para comenzar un programa de televisión”.
La gente no se imagina, agregó, toda las vicisitudes “que uno tiene que pasar” para establecer un negocio y más en la televisión, es “tan complejo”. Su consejo: poner siempre corazón, pasión y emoción en cualquier oficio que se desempeñe.
Nota de Ramón Almánzar
La clave de esa transformación la reveló en el programa “Emprendedores” (canal 7, Antena Latina): “La verdad no sé, aura, carisma, me fajaba a leer, a conocer para poder hablar y poder desenvolverme más o menos bien; en los concursos más que lo bonita que yo era primó el hecho de que tenía una base cultural y de conocimientos que me permitía un cierto manejo en la exposición pública; eso me hizo ganar los concursos de belleza”.
Su carrera original
Germán, que como cualquier dominicana trabajó en una tienda envolviendo regalos y se iba en concho a la universidad, tenía en sus sueños de juventud ser arquitecta. Jamás en su mente estaba eso de ser diva de la televisión.
“Estudiaba arquitectura en la UNPHU y tenía que ir a pie con una amiga mía, hasta la 30 de marzo, y ahí cogíamos un carrito”, recordó durante la entrevista con el alcalde electo por el Distrito Nacional, David Collado. En la universidad estudió hasta el octavo semestre. Solo le faltaban unas cuantas materias y la tesis para graduarse, cuando vino aquel dulce caramelo que Ramón Darío Cruz le dio a probar: participar en Miss República Dominicana.
Milagros Consuelo de la Altagracia Germán Olalla (ahora de 57 años, aunque aparenta de 37) se alzó con aquella corona de Miss República Dominicana 1980 y eso de la arquitectura quedó en el olvido para dar paso a la figura pública.
De los concursos de belleza a la televisión hay pocos pasos. María Elena Núñez se encargó de buscarle el zapato a la medida. “Ella tenía una compañía en esa época y quería hacer un programa de televisión con un formato parecido a uno que se presentaba en Estados Unidos, con dos mujeres, para el cual nos buscaron a Maríasela Álvarez y a mí”.
El proyecto no se dio como originalmente fue ideado, pero Mariasela y ella siguieron juntas y crearon el programa “Con los ojos abiertos”, en el canal 4, que se transmitía los sábados a las 8:00 de la noche.
Tras la separación, la televisión centró su atención y vinieron años como los vividos en la pantalla al lado de Freddy Beras Goico.
“Cuando asumí un programa propio arriesgué todo el dinero que tenía ahorrado en un banco. Sabía que tenía que hacerlo; fui productora de televisión siempre, solo en ese momento que estaba con Freddy fui empleada y fue un proyecto que se hizo en Telecentro”, indicó.
Junto al dinero y otras propiedades, ella vendió una joya preciada: “Para poner mi primer programa tuve que vender un anillo de brillante que yo tenía, que lo había comprado con muchísimo esfuerzo de la epóca en que había estado en los concursos de belleza”.
Siguió la explicación: “Tuve que venderlo para pagar mi parte de lo que me correspondía de la escenografía, que es la inversión mayor para comenzar un programa de televisión”.
La gente no se imagina, agregó, toda las vicisitudes “que uno tiene que pasar” para establecer un negocio y más en la televisión, es “tan complejo”. Su consejo: poner siempre corazón, pasión y emoción en cualquier oficio que se desempeñe.
Nota de Ramón Almánzar
Via listindiario
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