De hecho se trata de una de las creencias más populares entorno al consumo de alcohol a lo largo de los tiempos, sin embargo no significa que necesariamente sea cierta y es por ello que te invitamos a descubrir qué dice la ciencia al respecto.
Difícilmente existe una descripción mejor sobre la resaca que la de William Hickey´s, escrita en 1768: Mi primer recuerdo fue al despertar en una habitación extraña, de aspecto lúgubre, mi cabeza a punto de estallar, diferentes dolores de naturaleza violenta en cada miembro, y una enfermedad mortal en el estómago. En ese momento no creo en el mundo que existía una criatura más miserable que yo.
Lo cierto es que todos en alguna ocasión nos hemos pasado de copas y hemos sentido esa sensación, lo peor de todo es que sabemos que no hay nadie a quien culpar de nuestra agonía actual, excepto a nosotros mismos.
Y debido a tales efectos tan agresivos en el organismo, nos aferramos a cualquier explicación que disminuya la culpabilidad de haber bebido en exceso:
No comí lo suficiente; no he dormido bien; no debería haber combinado cerveza y tequila. Siendo esta última justificación una de las más comunes y que más a sobrevivido a lo largo de los años, sobre todo desde que somos jóvenes y estamos experimentando.
Sin embargo ¿Es esta una excusa conveniente o puede basarse en hechos científicos? Lo primero que tenemos que decirte es que lamentablemente, existen pocas referencias científicas sobre el mecanismo de la resaca. Aún se desconoce, por ejemplo, si los síntomas físicos y psicológicos típicos de una resaca son causados por los efectos directos del alcohol en el cuerpo o sus secuelas. ¿El alcohol causa resaca o su ausencia? A continuación lo que se sabe hasta el momento.
Se cuenta con un trabajo de investigación realizado en el año 2008, en el cual se confirman algunos detalles interesantes entorno a la resaca. En principio enfatizan lo siguiente; la resaca alcohólica se desarrolla cuando la concentración de alcohol en sangre (BAC) vuelve a cero y se caracteriza por una sensación de sufrimiento general que puede durar más de 24 horas.
Comprende una variedad de síntomas que incluyen somnolencia, problemas de concentración, sequedad de boca, mareos, molestias gastrointestinales, sudoración, náuseas, hiperexcitabilidad y ansiedad. Por lo tanto sentir que vas a morirte después de una noche de fiesta, se debe a la ausencia de alcohol en el organismo.
La realidad es que para diversos especialistas en medicina y científicos, la resaca es un tema intrigante ya que se desconoce por qué estos síntomas están presentes después de que el alcohol y sus metabolitos se eliminan del cuerpo. Además se cuenta con numerosos artículos científicos que hablan sobre los agudos efectos del consumo de alcohol y de cierta manera se cree que los investigadores han descuidado un poco el estudio de la resaca como tal.
Lo que sí se sabe es que existen dos elementos que pueden afectar la severidad de una resaca: lo alto del contenido de alcohol de la bebida y lo rápido que se bebe. Es decir entre mayor sea el porcentaje alcohólico de una bebida, combinado con una gran velocidad al beber: peor es la resaca.
Complementario a ello se cuenta con conocimiento científico que señala que la mejor manera de evitar la resaca es más simple de lo que creemos y es no beber demasiado, según el Dr. Andrew Stolbach:, médico toxicólogo y de emergencias en el Hospital Johns Hopkins de Baltimore. Adicionalmente este reconocido especialista ha declarado que no existe ninguna evidencia científica que señale que mezclar diferentes tipos de alcohol te haga más propenso a tener resaca.
De hecho los estudios que se encargan de examinar las tasas de prevalencia de la resaca varían en sus conclusiones.
En la mayoría de los que se basan en el consumo de un tipo específico de alcohol (cerveza, vodka y whisky), los sujetos tienden a reportar peores resacas después de beber estas variedades de alcohol que se destacan por contener comparaciones más altas de unos compuestos derivados de la fermentación llamados: congéneres. Estas sustancias son más frecuentes en los licores oscuros como el whisky, brandy y vino tinto, que en licores ligeros como el vodka, gin y vino blanco.
A modo de conclusión podemos decir que los científicos aún tienen mucho trabajo por realizar en este campo, sobre todo para determinar cómo y en qué medida un tipo de alcohol conduce a peores resacas que otro. Lo que sí podemos decir con seguridad es que existen muchos factores agravantes que crean resacas, lo cual hace que también sea una condición variable.
Hay una frase muy popular que dice: El hombre culpa de la resaca a todo menos a lo que bebió, la cual hace perfecta congruencia con la única referencia científica real de la resaca; la cantidad que bebemos.
Por lo tanto como en todo, el equilibrio es la clave de un buen manejo en el consumo de alcohol y una de las mejores medidas de salud. Recuerda que el alcohol en exceso es un depresor del sistema nervioso central, intoxica a órganos importantes como el hígado y los riñones, afecta el funcionamiento cognitivo y el estado de ánimo.
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