Dos sujetos armados penetraron a la vivienda, encañonaron a la señora Díaz y forcejearon con su esposo, propinándole un golpe en la nariz que produjo una herida que ameritó cinco puntos de sutura.
En el forcejo hicieron un disparo que Cordero, agrónomo de profesión, logró evitar y tras el cual los ladrones huyeron, creyendo que lo habían impactado en la cabeza.
La residencia donde se produjo el suceso está al lado de las viviendas del comentarista de televisión Samuel Pereyra Ariza y de los esposos Belkys de la Rosa Nina y Rafael Mateo Valdez.
En el sector se han producido en las últimas semanas varios robos que tienen alarmado al vecindario.
EXPLICACION
La señora Díaz, hermana del ex oficial superior de la Marina Rafael Díaz Duvergé, explicó el incidente de esta manera:
“Mis queridos amigos/as.Tengo que informarles, que ayer, de once a doce del medio dia, entraron a mi hogar, dos delincuentes armados de pistolas y despues de revisar mi habitación matrimonial, tirar gavetas y tomar las prendas y cosas de valor que pudieron encontrar,se encontraron conmigo en la biblioteca y tapándome la boca, nariz y apuntándome con una pistola en la sien, me decían que le buscara el dinero.
Yo le preguntaba qué dinero y ellos insistían y llamé a mi esposo varias veces y ellos me seguían diciendo que me iban a matar si seguía llamando, pero no sé si fue imprudencia o valor, los empuje a los dos y forcejeamos y en eso llegó mi esposo y los sorprendió y se armó una pelea cuerpo a cuerpo.
Uno de ellos le puso el revólver en la frente para matarlo. Mi esposo le subió el brazo y el disparo solo le rozó la cabeza y con el movimiento del revólver al soltar el tiro le hizo una herida en el tabique de la nariz, que tuvieron que darle 5 puntos.
Cuando ellos vieron toda la sangre, yo creo que pensaron que lo habían matado y salieron corriendo.Les cuento este momento tan difícil, para que vean como está la situación del país, en especial de este pueblo.
La delincuencia nos arropa cada día más, pues yo vivo en una casa que sabemos que es segura, pero para esos tigrse no hay nada seguro.
Llegaron a mi casa por los techos, pues tenemos todo con alambre de trinchera y bajaron al patio por los hierros de las ventanas y la puerta del patio estaba abierta, pues mi esposo estaba abonando las plantas de los jardines.
Ya ustedes se pueden imaginar, ni aun poniéndosela difícil estamos seguros. Yo creo que deben militarizar esta ciudad, pues con la basura y los delincuentes tendremos que salir corriendo.
Ya estamos cansados de tanta inseguridad y estamos dispuestos a tomar alguna acción, pues no podemos dejarles el pueblo a los delincuentes”.
Nota de José Pimentel
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