11 de abril de 2014

Cuatro mujeres se implantaron vaginas artificiales

Cuatro vaginas cultivadas en laboratorio fueron implantadas con éxito en cuatro mujeres de Estados Unidos.

Para crearlas en el laboratorio, los investigadores utilizaron una muestra de tejido y una estructura biodegradable que permitió que crecieran hasta adquirir el tamaño y la forma correcta para cada paciente.

Con el tiempo, todas dijeron tener niveles normales de “deseo, excitación, lubricación, orgasmo, satisfacción y coito sin dolor”.

Expertos aseguran que el estudio publicado en la revista Lancetes un ejemplo del poder que tiene la medicina regenerativa.

Esta es la primera vez que se publican los resultados del estudio, a pesar de que el primer implante se hizo hace ocho años.



“Afortunada”

Las mujeres que participaron en el estudio tenían agenesia vaginal, un trastorno por el que su vagina no se formó completamente cuando de bebés estaban en el útero de su madre.
El soporte se hizo con un material biodegradable.



Los tratamientos actuales incluyen una intervención quirúrgica que consiste en crear una cavidad con injertos de piel y partes del intestino.

Los especialistas del Centro Médico Wake Forest en Carolina del Norte utilizaron tecnología de punta para construir las vaginas de estas cuatro mujeres, que entonces eran adolescentes.

Para diseñar un tubo en 3D que sirvió de soporte del órgano que querían cultivar, los doctores tomaron varias imágenes de la región pélvica de cada paciente con un escáner.

Luego tomaron un pequeño trozo de tejido de la vulva mal desarrollada y lo cultivaron para obtener una buena cantidad de células en el laboratorio.

En la parte exterior del soporte colocaron células musculares y en el interior células de revestimiento vaginal.

Las vaginas crecieron cuidadosamente en un biorreactor (dispositivo utilizado para hacer crecer tejidos) hasta que estuvieron listas para ser colocadas en las mujeres.

Una de ellas, que insistió en mantener su nombre en el anonimato, dijo sentirse “realmente muy afortunada, porque tengo una vida normal, completamente normal”.
“Una cuestión importante”
Esta estructura se coloca en una incubadora.



El primer síntoma de la agenesia vaginal (que puede permanecer sin ser detectada durante la niñez) se da cuando en la pubertad no llega la primera menstruación.

Sin embargo, las mujeres que lo sufren tienen una producción normal de hormonas femeninas. Pero debido a que la vagina está acortada, las relaciones sexuales son difíciles y dolorosas.

Tras los implantes, las cuatro mujeres dijeron tener una función sexual normal.

Si bien hasta ahora no ha habido embarazos, los expertos indican que la concepción es teóricamente posible.

“Por primera vez hemos creado todo un órgano que -para empezar- nunca estuvo allí (en las mujeres con la enfermedad), así que fue un reto”, le dijo a la BBC el doctor Anthony Atala, director del Instituto de Medicina Regenerativa en Wake Forest.

Atala agregó que tener una vagina completamente funcional es “algo muy importante” para la vida de estas mujeres, y que ser testigo del impacto que tuvo en sus vidas fue “muy gratificante”.
Misma técnica, otros usos
Una parte de la estructura se cubre con células musculares.



Científicos de la Universidad de Basel, en Suiza, utilizaron técnicas similares para reconstruir la nariz de pacientes con cáncer de piel.

Este nuevo procedimiento podría evitar que se sustraiga cartílago de las costillas u orejas para reconstruir el de la cara, afectado después de que se elimina el cáncer de forma quirúrgica.

El profesor Martin Birchall, quien ha trabajado en tráqueas cultivadas, comentó respecto a los estudios que “estos autores no sólo han tratado con éxito a varios pacientes con difíciles problemas clínicos, sino que además han respondido algunas de las preguntas más importantes que hay sobre la utilización de tejidos diseñados”.

No obstante aclaró que todavía queda mucho camino para que estos primeros pasos en la utilización de tejidos cultivados en humanos sea una rutina clínica. “Se necesita de pruebas a mayor escala y seguimientos a largo plazo, así como la evolución del grado de tratamiento clínico y su comercialización”.James Gallagher

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