Por todos los lados hay colas como si fuera una guerra o el fin del mundo.
En los supermercados cuando aparece de pronto alguno de los alimentos escasos como el azúcar, el arroz, la leche, el pollo, la harina de maíz o el papel higiénico, se forma una fila espontánea que arrasa con el producto en un abrir y cerrar de ojos.
Y ahora también ante los escaparates de los electrodomésticos, jugueterías, vestidos, calzado, ferretería, venta de coches, repuestos de automotrices, neumáticos y baterías, se agolpan los compradores esperando por las rebajas como si fuera “agosto”.
Muchos de los “profesionales” de las colas revenden su puesto hasta por 1.000 bolívares (117 euros al cambio oficial de 8,50) a los que no pueden perder 4 horas de espera para entrar a la tienda.
Los comerciantes dicen que Maduro desató los demonios cuando el fin de semana pasado llamó a “vaciar” la cadena de electrodomésticos DAKA en Valencia.
Los saqueadores vaciaron la tienda y los intentos de saqueo se multiplicaron en otras ciudades como Puerto La Cruz, San Felix, Upata, Maturin, Maracaibo, donde los comerciantes rogaban llorando para que los militares no se los llevaran presos. En total hubo 50 detenidos.
Todos sienten miedo. Bajo la presión de los militares armados, la fiscales y la amenaza de los vándalos, los comerciantes se han entregado. “Aquí llegaron los uniformados con fusiles largos de guerra a amedrentarnos para que bajáramos los precios”, dijo Lyvia Morales, una empleada.
ABC hizo un recorrido por las tiendas de electrodomésticos en el caraqueño municipio de Chacao. Juan Carlos Soto, dueño de Tuelectronics, aseguró que su tienda no puede rebajar un 50 % en los precios, sino un 15%.
“Nosotros no tenemos dólares para importar. Compramos directamente a los distribuidores y aplicamos hasta un 30% el margen de nuestra ganancia”.
En su tienda no hay cola, los clientes entran y preguntan. Una cliente se fue con las manos vacías, dijo que prefería hacer cola en otra parte para comprar más barato.
“Si el gobierno me obliga a bajar en 50% los precios entonces tiro a la quiebra. No tengo como reponer la mercancía.
Con su plan de controlar todo y limitar las ganancias el gobierno debería darnos garantía para la reposición de la mercancía.
Si no tengo qué vender, cierro. Siempre he dormido tranquilo pero desde hace una semana no duermo bien porque veo con preocupación el futuro inmediato y no sé si podré continuar con el negocio dentro de un mes”, dice con tristeza Soto.
Fuente: http://www.abc.es
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