Cuando Ángel Díaz González visitó su finca para ver el progreso de la mata de guineo que había sembrado hace diez meses, regresó a su casa literalmente con el corazón en la garganta.
“Cálmate que te va a dar un ataque al corazón”, le dijo de inmediato su esposa Carmen Rodríguez el verlo en las condiciones que llegó.
Resulta que “Gelito”, como le dicen sus amigos y familiares, se topó con tremenda sorpresa: un racimo de guineos de, nada más y nada menos, seis pies de altura, 24 manos y más de 400 unidades del rico fruto.
“Llegó a casa diciendo: ‘Mira, búscame la cámara’. Yo pensé que le había pasado algo y me dijo: ‘Muchacha, que hay un racimo de guineo que es más grande que yo’”, añadió la mujer que no pudo evitar la curiosidad y bajó también para ver la mata.
“Era tanta la curiosidad que yo dije: ‘ Espérenme a mí, que yo también voy’”, añadió.
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