En los primeros lugares de seguidores falsos están los cantantes. Alejandro Sanz es el más popular de los españoles, con 9,9 millones de followers. Pues, según la herramienta de Status People, una empresa británica de gestión de redes sociales, sólo el 15% de esos millones son usuarios reales.
El resto se reparten entre falsos (el 53%) e inactivos (el 32%). Casi empatada a falsos con el madrileño afincado en Miami está Shakira, la artista hispana más seguida.
De sus 21 millones de fans en Twitter, más de la mitad son un fake y sólo un 15% son reales. David Bisbal y Enrique Iglesias mejoran pero tampoco mucho: sólo un tercio de sus tuiteros son de verdad.
Conocidas y usadas desde hace tiempo por la gente del marketing y community managers, Status People, TwitterAudita o Fake Followers permiten calcular el número de seguidores reales, falsos e inactivos que tiene una cuenta de Twitter.
Sus cálculos no son exactos, ya que se basan en una muestra del total de seguidores y un algoritmo para determinar si tras ellos hay una persona o una máquina. Ni siquiera Twitter lo sabe, aunque está trabajando en un sistema para detectarlos.
“TwitterAudit recopila información pública de una muestra de 5.000 seguidores de tu cuenta y usa un algoritmo especial de puntuación para estimar cuántos usuarios son reales y cuántos son inactivos o posiblemente falsos”, dice David Caplan, cocreador de TwitterAudit.
El resto de herramientas usan mecanismos similares y entre los parámetros que tienen en cuenta para diseñar el algoritmo están los tuits que publican o el número de cuentas a las que siguen.
En Fake Followers, por ejemplo, si una cuenta tiene una ratio de 50:1 entre gente a la que sigue y la que le siguen a ella, tiene muchas papeletas de ser un fake.
Una forma de validar sus resultados es usar varias de estas herramientas a la vez. Así, aunque sus cifras exactas no coincidan, las de una pueden dar fuerza a las de la otra.
Haciendo esto, se puede comprobar que, entre los políticos, Barack Obama tiene una legión de seguidores falsos entre sus 35,4 millones de followers.
En TwitterAudit, descontados los inactivos, el 51% de las cuentas que siguen al presidente de Estados Unidos son probablemente un fake. Mientras, en Status People lo son el 54%.
POLÍTICOS Y FUTBOLISTAS
Los políticos españoles son más auténticos, al menos en cuanto a seguidores en Twitter. Mariano Rajoy, uno de los líderes europeos con más followers, tiene entre un 73% de reales (TwitterAudit) y un 64% (Status People). Por su parte, Rubalcaba le supera por poco en seguidores reales (75% y 70%).
Otra rivalidad trasladada a Twitter que merecería un estudio a fondo es la del Barça y el Madrid. Por población (la segunda dobla a la primera) y por historial de títulos ganados, el Real Madrid debería estar por delante.
Pero esto es fútbol y esto es Twitter. Y en la red social ganan los barcelonistas en número de seguidores totales a los madridistas.
El cálculo se complica porque el equipo catalán dispone de tres cuentas, una para sus seguidores en catalán, otra para los que prefieran el español y otra en inglés.
En el caso del Madrid no hay cuenta en catalán, pero sí en inglés, árabe y hasta japonés.
Tomando las dos cuentas con más seguidores y pasándolas por el filtro de TwitterAudit, se observa que de los 9,7 millones de cuentas que siguen al Barça en inglés, el 66% podrían ser falsas.
En el caso del Madrid en español (8,5 millones de followers), sólo el 36% serían un fake. Pero el porcentaje de falsos se invierte en otros idiomas.
La cuenta en inglés del Real Madrid tiene más seguidores falsos que auténticos mientras que la catalana del F.C Barcelona, tiene tantos reales como imaginarios.
EL "EFECTO BAR"
Para el director de Mktfan y experto en redes sociales, Víctor Alejandro Gil, entre los motivos para tanta falsedad está la captación de nuevos seguidores, esta vez reales.
“¿Qué sucede cuando pasamos por un bar de carretera a la hora de la comida y vemos que hay muchos coches aparcados?
Pues que, casi de manera inconsciente, suponemos que el establecimiento tiene una buena relación calidad-precio. En Twitter sucede algo parecido”.
Pero Gil también advierte de que estos son datos casi imposibles de contrastar sin la colaboración del propio Twitter.
“Sabemos que hay una buena parte de los usuarios que utilizan este medio sólo para informarse y mantenerse al día de personajes populares (artistas, deportistas…) Es decir, que ni tuitean ni tienen ningún otro tipo de interacción activa. Eso no es ni malo ni bueno”.
Sin pretender que tenga validez científica, además de cruzar los datos de varias herramientas, se puede establecer un método de control para comprobar la autenticidad de tanto follower.
Si hay trampas en las cuentas de los más populares para ganar notoriedad se puede acudir a otras cuentas que, supuestamente, no van a la caza de seguidores.
En el caso del autor de este artículo, por ejemplo, tanto TwitterAudit como Status People y en Fake Followers, su número de seguidores auténticos rondan el 80-90%, con un 2-4% de falsos y el resto inactivos.
Por desgracia, sus seguidores se cuentan por centenares no por millones y la muestra es muy pequeña, así que habrá que buscar otra cuenta de control más fiable.
¿Qué tal la de la Policía Nacional? Pues, según TwitterAudit, el 80% de los 580.000 seguidores de la cuenta policial son de verdad. En Status People, la cifra de reales sube al 83%. Y no parece creíble que los agentes vayan por ahí comprando followers.
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