Este movimiento anárquico que nació en 2006, que se identifica con la máscara de Guy Fawkes -popularizada por el cómic y la película "V de vendetta"- ya ha hackeado o "bajado" sitios web de gobiernos e importantes empresas de seguridad, entre otras víctimas. Incluso afirman haber robado información secreta de la OTAN.
El argumento para esta acción es que aparentemente Facebook viola la privacidad de sus usuarios vendiendo información a organismos gubernamentales y empresas de seguridad en una suerte de espionaje cibernético. Recordemos que en algún momento ya se había vinculado a Facebook con la CIA.
En cualquier caso, hoy día las bases de datos constituyen uno de los bienes más preciados en el mundo y muchas empresas tienen infinidad de información que revela buena parte de nuestras costumbres, acciones y consumos, cosa que es mucho más trascendente que si tenemos una foto con Lugano o si nos unimos al grupo "el dulce de leche es uruguayo".
Ejemplos claros de ello son las tarjetas de crédito o los supermercados. Pensemos en éste último caso.
A través de las tarjetas que presentamos como consumidores frecuentes, estos pueden conocer nuestros patrones de consumo y pueden deducir si vivimos solos, cuando comenzamos a convivir con otra persona y por supuesto cuando comenzamos a comprar pañales.
E hilando más fino si somos fumadores, alcohólicos, enfermos de la limpieza, adictos a las galletitas Chiquilín o compradores compulsivos de todas las pelotudeces tecnológicas que nos pongan en frente. Y de hecho han existido casos en el mundo de "filtraciones" de estas bases de datos, o sea que lo de Facebook no deja de ser una hipótesis a considerar.
Pero dejando la paranoia de lado también podemos considerar que el móvil de estos hackers sea una venganza por haber visto fotos suyas en situaciones comprometidas y que su pareja le diera la captura, haber intentado un levante con algún bagayo a pesar de la tentadora foto que ostentaba en el perfil o simplemente porque nunca entendió qué significaba "dar un toque".
Pero de cumplirse la amenaza más de uno va a tener que tomar coraje para encarar a alguien que le gusta, posiblemente otros tantos tengan más tiempo libre y todos vamos a recibir muchas menos felicitaciones de cumpleaños pues pocos lo recordarán.
Evidentemente también buscaríamos otras formas para comunicarnos y relacionarnos, ya sean nuevas o preexistentes, como el Twitter.
Pero en ese caso vamos a tener que arreglarnos con 140 caracteres, aunque no está tan mal si tenemos en cuenta que -según se divulgó recientemente- los alumnos que ingresan a nuestra Facultad de Medicina solo tienen un vocabulario de entre 400 y 500 palabras.
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