"Solo comía y dormía", contaron sus padres al diario británico The Sun, y afirmaron que "agotaron todos sus ahorros" en "alimentarlo".
Pero finalmente, en abril de 2017, los padres decidieron tomar medidas extremas porque ya no podían ver sufriendo a su hijo. El pequeño indonesio fue puesto en una dieta estricta limitada en azúcar y carbohidratos y pasó por una cirugía de banda gástrica.
Ahora, el niño de 12 años puede ir caminando a la escuela y hacer deportes.
En menos de un año, Arya perdió más de 70 kilos y ahora puede caminar a la escuela, jugar e incluso practicar deportes.
"Estamos muy felices de verlo llevando una vida saludable. Es muy activo y se encuentra en buen estado de salud", afirman ahora sus padres.
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