Coste, de 17 años de edad, fue impactado con tres disparos, cuando sujetos de desmontaron de un vehículo que abordaban, cerca de la calle 169 Este.
Los supuestos matones, huyeron en el mismo vehículo, dijeron testigos del hecho de sangre.
En la imagen, los sospechosos aparecen antes y después del asesinato de Coste.
La víctima, que vivía junto a su padre en Perth Amboy (New Jersey), había estado de vacaciones en Pensilvania junto a su madre y decidió ir a El Bronx a visitar familiares.
Coste cayó cuando estaba junto al herido frente al edificio 1041 de la referida calle.
La policía dijo que al parecer, Coste era el blanco de los sospechosos, que inmediatamente lo vieron, se desmontaron del vehículo disparándole tres balazos que lo alcanzaron en un brazo, el estómago y una pierna.
El padre de la víctima, que tiene el mismo nombre (Elwin Coste), relató que “el estaba afuera con un amigo, donde supuestamente vinieron los asesinos de mi hijo, se apearon del carro y sin hablar nada, les entraron a tiros a los dos”.
Sin poder contener el llanto, el señor Coste, dijo que no sabe por qué razón o motivo, “llegó esa gente a hacer lo que hicieron con mi hijo”.
El muerto se había criado con su papá, que tenía la custodia desde que el joven tenía dos años de edad.
El acompañante de 21 años de edad, que no ha sido identificado fue impactado con dos plomos, en el torso y los brazos y hasta anoche, seguía grave en el hospital.
“El ni era de esa zona”, agregó el padre.
La madre vive en Pensilvania, donde llevó al hijo de vacaciones durante dos semanas, pero decidieron ir a El Bronx a visitar el abuelo enfermo del joven asesinado.
El papá lo describió como “un muchacho, siempre alegre, siempre muerto de la risa, loco con la música y aspiraba a ser rapero”.
Estaba terminando la escuela secundaria, pero el asesinato le impidió graduarse.
Era el mayor de tres hijos y se había graduado en una escuela militar.
La abuela del muerto, Rosa María Vidal, dijo que no puede creer que le mataron a su nieto.
“¡Hay mi nieto… no puedo creer que me lo hayan matao!”, exclamó la abuela entre sollozos.
El papá ofrece una recompensa de $1.000 dólares y pide la cooperación de testigos y comunitarios para ayudar a capturar el o los asesinos del hijo.
“Si alguien sabe de algo, que por favor lo diga. Ocultar un crimen es ser culpable igual que la persona que lo hizo”, recordó el progenitor.
Nota de Miguel Cruz Tejada
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