El retiro del número 45 de los Tigres del Licey como homenaje a Pedro Martínez, el laureado inmortal de Cooperstown lo convirtió en reconocimiento suyo a personajes con los que compartió en su estancia en la pelota invernal y que recuerda con mucho agrado, como al finado masajista Cheché Arias.
Habló con el corazón al recordar a sus compañeros en el Licey, comenzando por su hermano Ramón, “que fue mi primer ejemplo”, Silvestre Campusano y Juan Guzmán, los tres que en su natal Manoguayabo encendieron la chispa liceísta; a Elvio Jiménez, Rafael Ávila, al ex compañero lanzador Vladimir Pérez, hoy coach del conjunto azul.
También a su madre Leopoldina, demás hermanos como Elvin, al que calificó como una estrella donde quiera que jugó béisbol amateur; su esposa Carolina, a sus hijos Pedro Pablo y Nayla, quienes les acompañaban. Los dos últimos develizaron la camisa con el número 45, motivo de su homenaje por su exaltación al Salón de la Fama del Béisbol.
Asimismo, al ex lanzador y hoy coach Vladimir Pérez, a sus compañeros de aquellos años, a los jugadores de la actualidad en el Licey; al fallecido recoge bates “El Torito” y agradeció a la organización de los Medias Rojas de Boston, para la que trabaja en las Grandes Ligas, porque se hizo representar en el acto, realizado en el estadio Quisqueya, antes del partido de este sábado 14 de noviembre, antes del partido con los Leones del Escogido.
Pedro habló luego de que el presidente del Licey, licenciado Miguel Ángel Fernández, pronunciara las palabras de rigor. Dijo que para la familia liceísta es un gran orgullo reconocer un hombre, que por sus hazañas y logros alcanzados, merece el reconocimiento que le hace el equipo de más glorias en el béisbol profesional dominicano y del Caribe.
Indicó que Martínez tiene un gran significado, no solo para el Licey, sino para toda la República Dominicana, a la que puso en alto por sus grandes hazañas en el mejor béisbol, las Grandes Ligas estadounidenses. Reiteró que la Familia del Licey se siente orgullosa de haber tenido en sus filas a los hermanos Pedro y Ramón Martínez.
Al mencionar a Ramón su hermano, a quien le siguió los pasos en Grandes Ligas y a quien llevaba el bulto, Pedro dijo que por estadísticas acumuladas, sí merece el retiro de su número por el Licey.
Pedro admitió que por su breve actuación en la liga invernal no merece el retiro, “pero lo acepto con igual agrado”, dijo, sabedor del significa para el Licey y el país de su exaltación al Salón de la Fama de Cooperstown.
Agente Libre
En un conversatorio con periodistas después del acto, Pedro Martínez confesó que poco antes de que el Licey lo adquiriera de su primer equipo en la liga invernal, los Azucareros del Este (hoy Toros), estuvo a horas de declararse agente libre.
Explicó que como novato, los Azucareros no lo incluyeron en su nómina ni lo tomaron en cuenta y solo cuando su nombre comenzó a sonar en los estados Unidos, quisieron que lanzara para el club romanense, pero se negó.
Indicó que al día siguiente iba a declararse como agente libre del béisbol invernal, pero que no sabe cómo, a media noche, se produjo el cambio en el cual él y José Offerman pasaron al Licey, por nueve jugadores del Licey que fueron a los Toros.
Sin embargo, dijo que como “agente libre”, iba a firmar con el Licey, porque ya su hermano Ramón, el también ex lanzador Juan Guzmán y Sil Campusano, ya había sembrado el “liceísmo” en Manoguayabo “y yo no iba a ser diferente”.
Martínez no descartó que en el futuro se interese en desempeñar funciones de gerente general de algún equipo del béisbol invernal, pero sería cuando se sienta preparado para ello.
También consideraría hacerlo en el futuro en las Grandes Ligas, pero apuntó que ese es un trabajo de 24 horas al día, los siete días de la semana…
Por Dimaggio Abreu
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