Hoy hace un lustro que amanecimos sin Freddy, el más querido de los artistas dominicanos, el más respetado y el más odiado por algunos.
La dominicanidad debería medirse en Freddys. Esa unidad de medida incluiría simpatía, sabor, timbales, sentido del humor, musicalidad, patriotismo, hospitalidad, generosidad, ternura, amor y sentido común.
¡Cuánto nos faltas, Freddy!
Nota de Alfonso Quinones
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