El Departamento de Bomberos descartó el jueves, como originalmente se creía que la explosión se debió a un escape de gas después que una inquilina, que era Figueroa, desconectó una estufa de alta gama para llevársela en una mudanza.
La dominicana, que pereció después de la señora Ligia Puello de 64 años de edad y compatriota suya, había sido desalojada por el dueño del edificio de tres plantas y también del local que ocupaba su salón “Francezka Beauty Salon” en el vecindario de Borough Park en Brooklyn.
Mientras las investigaciones continúan para revisar muestras de sustancias que según los bomberos, fueron esparcidas en el apartamento, una vigilia se llevó a cabo la noche de ayer jueves, frente al edificio, en la que la madre, hermanas, el padrastro, el hijo, otros parientes, amigos y vecinos de la difunta, elevaron plegaria.
La madre, resaltó las cualidades de su hija, describiéndola como “una mujer trabajadora, alegre, amante de la vida y que jamás cometería suicidio”.
Se quejó por la cobertura que dice es negativa, dada por medios locales e internacionales a la tragedia que cobró las vidas de ambas dominicanas.
“Era una mujer de servicio, ella no se suicidó como dicen”, añadió la madre con un desconsolado llanto.
“Era una muchacha excelente que nada más vivía riéndose y no le hacía daño a nadie”, expresó la procreadora.
“Nunca, nunca, ¿cómo le iba a hacer daño a nadie?”, se preguntó rechazando la teoría del suicidio.
“Y sobre todo, dejar tres niños solos que dejó, porque a esos muchachos, les hace demasiado falta su madre”, manifestó.
“Le están ensuciando su memoria, después de muerta, ella no se merecía eso”, expuso la madre.
La hija de Francisca, declinó hablar con los medios porque estaba devastada durante la vigilia.
El alcalde Bill de Blasio anunció la creación de un fondo para ayudar con los gastos de los funerales de las dominicanas y otras más de 30 personas que resultaron afectadas por la explosión, ocurrida el sábado último en la mañana.
El cadáver de Puello, de quien se dijo era nativa de San Cristóbal, fue hallado en el hueco de una escalera el sábado en la noche y el de Figueroa, el lunes en la mañana.
El padrastro de la presunta suicida, Pablo Ramírez, tampoco pudo articular palabras, ahogado en llantos.
Nota de Miguel Cruz Tejada
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