El Instituto de Astronomía de la Universidad Autónoma de México (UNAM) indica que el nombre de este evento, el cual sucede en promedio una vez cada 2.7 años, no tiene nada que ver con el color del satélite de la tierra, sino con un accidente en el calendario.
La coloración que se apreció fue igual al de la mayoría de las lunas llenas, gris pálido y blanco.
Aunque también pudo apreciarse roja, esto sucede cuando está muy abajo, y se ve de color rojo por la misma razón que los atardeceres son rojos, la atmósfera está llena de gases mucho más pequeños que los inyectados por los volcanes. Estos gases dispersan la luz azul, mientras que dejan pasar la luz roja.
Asimismo el Instituto recordó que la siguiente luna azul ocurrirá el 31 de enero del año 2018.
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