Lebron James ingresó al campo de juego como lo que es: una estrella. Rodeado de seguridad, pero sin negar el saludo a quien se le acercaba. Así, tranquilamente, se ubicó en su banquillo para observar el partido, pero no sin antes dar una sorpresa.
Mientras sus acompañantes conversaban u observaban sus teléfonos, James pidió un balón y como si de nada extraordinario se tratase encestó desde su ubicación. Una distancia considerable, casi desde un extremo a otro del campo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario