El calzado que lució durante la práctica no dejó indiferente a nadie. Portó unos tenis de la marca que le patrocina tan relucientes como el oro que pone nombre al estado de California, que viene a ser su rival en la carrera hacia el anillo.
Y así, con sus botas doradas, James dejó claro que la experiencia es un grado. Seis Finales, dos anillos, dos Jugador Más Valioso de las Finales y cuatro de la temporada regular le avalan.
No sólo no se amedrenta con la presión que ejercerá el graderío del Oracle, sino que se atreve a pisar su suelo calzando el oro que caracteriza a los Warriors. Nada es por casualidad en James.
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