La estación estival durará 93 días y 15 horas y terminará el próximo 23 de septiembre, cuando llegará el invierno, según cálculos del Observatorio Astronómico Nacional, perteneciente al Instituto Geográfico Nacional.
El comienzo de las estaciones viene dado, por convenio, por aquellos instantes en que la Tierra se encuentra en unas determinadas posiciones en su órbita alrededor del Sol.
En el caso del verano, esta posición se da en el punto de la eclíptica en el que el astro alcanza su posición más boreal.
El día en que esto sucede, el Sol alcanza su máxima declinación Norte (+23º 27') y durante varios días su altura máxima al mediodía no cambia; a esta circunstancia se la llama también solsticio (“Sol quieto”) de verano. En este instante, en el hemisferio sur se inicia el invierno.
La jornada del solsticio de verano corresponde a la de mayor duración del año.
Alrededor de esta fecha se encuentran el día en que el Sol sale más pronto y aquél en que se pone más tarde. Se podría pensar que el día más largo del año es también cuando el Sol sale más pronto y se pone más tarde, pero no es así debido a que la órbita del planeta alrededor del astro no es circular, sino elíptica, y a que el eje de la Tierra está inclinado en una dirección que nada tiene que ver con el eje de la elipse.
Ello hace que un reloj solar y nuestros relojes, basados en un Sol medio ficticio, estén desajustados. El día en que el Sol salió más pronto fue el 14 de junio, mientras que el 28 de junio será cuando se ponga más tarde.
Por otro lado, un hecho circunstancial no relacionado con las estaciones se da también en esta época: el día del afelio, es decir, el momento en que el Sol y la Tierra están más alejados entre sí a lo largo del año.
Es este mayor alejamiento al astro la causa de que el planeta se mueva más lentamente a lo largo de su órbita elíptica durante el verano y, por lo tanto, la duración de esta estación sea mayor que otras.
En esta ocasión, el máximo alejamiento se dará el próximo día 6 de julio, siendo la distancia de algo más de 152 millones de kilómetros, unos 5 millones más que a principios de enero, cuando la distancia al Sol alcanza su mínimo anual.
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