Victoria Justice, una de las famosas involucradas, reaccionó rápido y a través de Twitter afirmó que las instantáneas que la mostraban eran falsas. Pero Jennifer Lawrence y Kate Upton, entre otras, de modo directo o a través de representantes legales, salieron a confirmar que las imágenes eran verdaderas, y que les habían sido robadas.
Pocas horas pasaron hasta que el asunto ya era “el” tema en Facebook y otros espacios masivos. El FBI tomó intervención, porque las violaciones a la privacidad de mujeres conocidas de la industria del cine o de la música parecía tener gran escala, y un hacker había amenazado con difundir fotos íntimas de cerca de un centenar de figuras públicas.
No debió pasar mucho tiempo hasta que se supiera que el epicentro de las violaciones a la privacidad era iCloud, un servicio de Apple que brinda a los usuarios de computadoras, teléfonos y tabletas espacio de almacenamiento online.
La empresa de la manzana mordida admitió que algunos de sus usuarios de fama habían sufrido un ataque, pero que se trataba de casos individuales. Algún hacker habría intentado entrar en las cuentas de algunas celebridades y había logrado adivinar sus contraseñas y otras credenciales de seguridad.
Sin embargo, otras versiones indicaban que el asalto a los materiales privados se habría producido porque alguien había estado explotando una vulnerabilidad, un defecto, en el sistema de seguridad de iCloud; de hecho, algunos sitios especializados dieron cierto detalle técnico acerca de este supuesto “agujero”.
Consultado por Next, Cristian Borghello, especialista en seguridad informática y creador del sitio especializado en el tema Segu-Info, considera factibles ambas posibilidades. “La herramienta que se habría usado para explotar una vulnerabilidad de iCloud estuvo publicada en la Web durante varias horas, y aparentemente funcionaba”, explicó el experto.
Sin embargo, Borghello tiende a creer en las declaraciones oficiales de Apple, según las cuales los ataques se concentraron solo en un puñado de personas famosas que usaban claves fáciles de adivinar o deducir.
El especialista en seguridad digital señala que, además de prestar poca atención a la elección de una contraseña segura, muchos usuarios de los servicios que almacenan información en Internet no tienen en cuenta que estos sistemas guardan en “la nube” todas las fotos y videos que registren con teléfonos o tabletas, y lo hacen sin preguntar, de modo automático, si así están configurados.
“Y una vez que una foto, un video o cualquier otro material digital sube a Internet, dejó de estar bajo nuestro control; la comodidad de tener información accesible desde cualquier equipo y en cualquier momento tiene esta contracara”, explica Borghello.
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