La Alianza Social Dominicana quiere llamarse Partido Revolucionario Mayoritario. Este fue, junto al tema del color, el más controversial. No por partido ni por revolucionario, sobre eso nadie expresó dudas. Pero la palabra mayoritario se convirtió en el adjetivo más satanizado de la sesión.
El Partido Revolucionario Dominicano (PRD), que se opuso a todos los cambios con la excepción del lema, empezó su intervención haciendo referencia a la Constitución de la República y a la Convención Internacional de los Derechos Humanos, de la que el país es signatario.
Habló abundantemente sobre el derecho a la igualdad. La razón no afloraba con claridad al principio, pero luego el delegado del partido blanco, José Miguel Vásquez, logró resumir la idea: el adjetivo “mayoritario” en el nombre de un partido político “discrimina a todos los demás, los califica de minoritarios y le falta a la verdad”. Y a propósito de verdades, apeló a una: “La ASD nunca ha sido un partido mayoritario”.
Los peledeístas también objetaron el nombre. Representados por el delegado César Pina Toribio, llevaron un argumento más preciso.
Los peledeístas también objetaron el nombre. Representados por el delegado César Pina Toribio, llevaron un argumento más preciso.
El jurista afirmó que el adjetivo mayoritario supone “un problema de razonabilidad que compromete seriamente a la JCE” y que la condición de partido mayoritario se define en las elecciones y no en el nombre. Consideró, incluso, que si la Junta aprueba el nombre, está descalificándose a sí misma, dado que es a quien le toca, cada cuatro años, identificar cuáles son los partidos mayoritarios y asignarles presupuesto en función de esa virtud.
Los reformistas fueron más reservados. El delegado, Tácito Perdomo, acentuó que la Junta tiene que acogerse a los criterios de mayoría establecidos en la ley, pero finalmente concluyó que su partido se acogerá, en todas sus partes, a la decisión de la autoridad electoral.
También objetaron el nombre, con estos mismos argumentos, partidos como el Quisqueyano Demócrata Cristiano (PQDC), la Unión Demócrata Cristiana (UDC), la Fuerza Nacional Progresista (FNP), el Partido de los Trabajadores Dominicanos (PTD), el Partido Acción Liberal (PAL) y el Partido Socialista Verde (PASOVE).
Destacó la intervención de Juan Dionisio Rodríguez Restituyo, representante de FRENTE. Sostuvo que la discusión es más política que de naturaleza semántica o legal, sobre todo por el contexto en que la ASD decide cambiarse el nombre. “Vamos a sincerarnos. Si se llamara minoritario (en lugar de mayoritario), no tuviera opositores. Y fuera el mismo PRM”, dijo, provocándole risa a todo el auditorio.
Tras el ADN de los colores
Los colores (blanco y azul) fueron el otro punto de discusión más candente. Parecía, al principio, un pleito de dos. ASD sostuvo, con mucha propiedad, que su color es azul pantone 282C y criticó que el PRD no especificara, en sus estatutos, qué número es su azul.
El PRD se defendió acusando a la ASD de usurpar sus colores con la finalidad de confundir al electorado. Vásquez, el delegado de ese partido, acudió a la misma ley y a los mismos artículos que sirvieron de defensa a la ASD.
Otros actores se sintieron aludidos y empezaron a surgir nuevos dueños de los mismos colores. El primero fue el Bloque Institucional Social Demócrata (BIS): “Ellos hablan de los colores blanco y azul cuando esos colores pertenecen al BIS”, establece el representante de esa organización. Asegura que se trata de “bienes jurídicos protegidos por la ley” y que, aunque hay otros partidos que usan esos colores, no los agravia tanto como el caso del PRD, porque usa una distribución similar a la suya de la cantidad de blanco y la cantidad de azul.
También la Fuerza Nacional Progresista defendió su propiedad sobre los colores blanco y azul. La entidad consideró que “hay un problema de respeto a los derechos” y que todo lo que tienda a confundir al electorado debe ser ilegítimo. En tal sentido, le pidió a Dios que le de sabiduría al Pleno de la JCE, para que pueda discernir de manera justa en este caso.
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Los reformistas fueron más reservados. El delegado, Tácito Perdomo, acentuó que la Junta tiene que acogerse a los criterios de mayoría establecidos en la ley, pero finalmente concluyó que su partido se acogerá, en todas sus partes, a la decisión de la autoridad electoral.
También objetaron el nombre, con estos mismos argumentos, partidos como el Quisqueyano Demócrata Cristiano (PQDC), la Unión Demócrata Cristiana (UDC), la Fuerza Nacional Progresista (FNP), el Partido de los Trabajadores Dominicanos (PTD), el Partido Acción Liberal (PAL) y el Partido Socialista Verde (PASOVE).
Destacó la intervención de Juan Dionisio Rodríguez Restituyo, representante de FRENTE. Sostuvo que la discusión es más política que de naturaleza semántica o legal, sobre todo por el contexto en que la ASD decide cambiarse el nombre. “Vamos a sincerarnos. Si se llamara minoritario (en lugar de mayoritario), no tuviera opositores. Y fuera el mismo PRM”, dijo, provocándole risa a todo el auditorio.
Tras el ADN de los colores
Los colores (blanco y azul) fueron el otro punto de discusión más candente. Parecía, al principio, un pleito de dos. ASD sostuvo, con mucha propiedad, que su color es azul pantone 282C y criticó que el PRD no especificara, en sus estatutos, qué número es su azul.
El PRD se defendió acusando a la ASD de usurpar sus colores con la finalidad de confundir al electorado. Vásquez, el delegado de ese partido, acudió a la misma ley y a los mismos artículos que sirvieron de defensa a la ASD.
Otros actores se sintieron aludidos y empezaron a surgir nuevos dueños de los mismos colores. El primero fue el Bloque Institucional Social Demócrata (BIS): “Ellos hablan de los colores blanco y azul cuando esos colores pertenecen al BIS”, establece el representante de esa organización. Asegura que se trata de “bienes jurídicos protegidos por la ley” y que, aunque hay otros partidos que usan esos colores, no los agravia tanto como el caso del PRD, porque usa una distribución similar a la suya de la cantidad de blanco y la cantidad de azul.
También la Fuerza Nacional Progresista defendió su propiedad sobre los colores blanco y azul. La entidad consideró que “hay un problema de respeto a los derechos” y que todo lo que tienda a confundir al electorado debe ser ilegítimo. En tal sentido, le pidió a Dios que le de sabiduría al Pleno de la JCE, para que pueda discernir de manera justa en este caso.
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