Estos lugares parecen no contar con una regulación en cuanto a cantidad y ubicación, pues están muy próximos unos de otros y centrados en las distintas zonas universitarias, lo que trastorna las actividades de los estudiantes y profesores, al igual que las de los comunitarios.
El flujo de estudiantes a estos lugares es constante, pese a que éstos aseguran que solo los visitan dos o tres veces por semana. La hora tampoco es exclusiva, pues la presencia de los alumnos es común en el día y la noche.
Durante un recorrido por los alrededores de universidades como la Autónoma de Santo Domingo (UASD); la Tecnológica de Santiago (Utesa), la O&M y la Universidad del Caribe (Unicaribe) se pudo constatar la existencia de una cantidad considerable de estos centros de diversión, los cuales son ocupados por los estudiantes en sus “horas libres”.
A estos lugares también asiste otro tipo de público en busca de captar la atención de los jóvenes y mezclarse con ellos, lo que podría ponerlos en peligro en su “buena voluntad de hacer amigos”.
“En mi caso, de lunes a viernes uno está en la UASD metido, uno tiene que sacar un rato social y viene a los drink cercanos a tomarse su cervecita, su romito, o sea, a botar el estrés de la clase y compartir más de cerca con los compañeros”, expresó un estudiante de Arquitectura de la UASD, de 27 años.
Alumnos consultados, en especial los que cursan carreras en tandas matutinas, sostuvieron que acuden a esos centros antes de entrar a clases, en su tiempo libre, o a la salida de las aulas. Coincidieron en decir que ese “receso” lo toman para despejar la mente luego de la “presión” que reciben por parte de los maestros en las aulas.
“Aquí se pasa un buen rato con los compañeros, antes de ir a clases llegamos aquí a desayunar o a esperar a que pase el tiempo tomándonos un traguito, a esperar que pase el tiempo hasta que llegue la hora”, sostuvo una estudiante de Contabilidad de Utesa, sede Máximo Gómez, de 21 años, quien prefirió ocultar su identidad. La joven estaba en el colmado Eloy, mejor conocido como “Utesa”, el cual luce repleto de clientes.
Muchos maestros también acuden a los colmadones a “compartir” con sus alumnos, de acuerdo a versiones de algunos estudiantes, quienes dicen que al final del semestre o cuatrimestre sus maestros los acompañan a “celebrar” que concluyeron exitosamente la asignatura.
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