Nueva York,- Roberto Núñez, un dominicano residente en El Bronx y que en el 2012, ejecutó a tres compatriotas cerca de la Universidad de Columbia, en venganza por un “tumbe” de drogas fue condenado ayer martes a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional en la Corte Suprema Estatal de Manhattan.
Núñez, de 32 años de edad, asesinó a Amaury Rodríguez de Heriberto Suazo y Luis Catalán (aspirante a rapero) con balazos en las cabezas y nucas, usando un revólver Smith & Wesson calibre . 38.
Se le halló culpable de tres cargos de asesinatos en primer grado y otros tres por asesinatos en segundo grado.
En un comunicado sobre la sentencia, enviado anoche, el Fiscal del Distrito de Manhattan Cyrus R. Vance Junior, dijo que con esos asesinatos, Núñez sumó un 14% a las estadísticas de homicidios en toda la ciudad en el 2012.
“Incidentes como este, son un inquietante recuerdo de un tiempo en Nueva York, cuando el crimen violento era más común, pero hoy en día, la ciudad es más segura que nunca”, agregó el fiscal.
El alto funcionario judicial agradeció a los miembros del jurado y al juez, por haber, los primeros declarado culpable en todos los cargos a Núñez y al segundo por la apropiada sentencia para un frío asesino de la estirpe de Núñez.
Los homicidios fueron cometidos por el dominicano la tarde del 7 de junio del 2012, dentro de un carro BMW, estacionado en la calle 122 y la avenida Claremont en el área de la Universidad de Columbia.
Suazo, fue ejecutado con un tiro en la cabeza, Rodríguez, quien estaba sentado en el lado del copiloto fue impactado en el cuello por una bala que le traspasó el hombro y Catalán, que estaba en el asiento trasero junto a Núñez, fue asesinado de dos balazos, uno en el pecho y otro en la cabeza.
Los tres murieron dentro de vehículo a causa de las heridas.
Núñez, quien huyó de la escena, fue arrestado 16 días después en el sótano de un edificio de El Bronx, donde estaba escondido con un familiar.
El fiscal destaca en el comunicado el excelente trabajo de investigación del Departamento de Policía y la Oficina del Médico Forense.
El asesino que llegó pequeño a Nueva York desde la República Dominicana y se crió en El Bronx, huyó de la escena del crimen, dejando a tras el rastro de sangre y muerte y a las víctimas en el interior del BMW, pero fue captado por cámaras de seguridad cuando se desplazaba por la calle con una bolsa en la mano en la que cargaba el arma homicida y el suéter ensangrentado que se había cambiado después de los asesinatos.
El suéter que se quitó, lo usó para limpiar la sangre en las ventanillas del vehículo, para tratar de que los transeúntes y choferes que pasaran por el lugar, no se percataran de los asesinatos.
Los cadáveres fueron encontrados en el interior del BMW al Oeste de la calle 122 y la avenida Convenant en territorio de la Universidad de Columbia.
Una camisa que llevaba puesta Núñez cuando en el 2003 cometió un robo violento, se le quedó en la escena y una prueba de ADN lo conecta directamente con los crímenes, añaden los fiscales.
Un revólver calibre .38 el que fue vendido días después a un policía encubierto por cómplices de Núñez, y dio positivo en la prueba de balística en conexión con los homicidios.
En un video de una cámara de seguridad, aparece el acusado cerrando despacio la puerta del BMW y tirando en un zafacón de basura la camisa ensangrentada que la policía recuperó en las investigaciones.
Núñez fue arrestado el sábado 9 de junio, más de 15 días después de los crímenes, en la casa de un hermano suyo en El Bronx y se entregó sin resistencia a los oficiales.
El Comisionado de Policía Raymond Kelly, felicitó a los investigadores que dieron con la captura de Núñez, diciendo que el asesino, originalmente parecía un hombre muy tranquilo y no un sospechoso al alcance de las autoridades.
En el vecindario donde residía el acusado, muchos de sus vecinos también dominicanos se sorprendieron al conocer la noticia de que es el ejecutor de los brutales asesinatos en Manhattan.
Milton Díaz, superintendente del edificio en Concourse Village, dijo consideraba al acusado uno de sus mejores inquilinos Añadió que cuando trabajaba en el apartamento de Núñez, nunca tuvo problemas con éste a diferencia de muchos otros residentes.
“Se veía como un hombre totalmente tranquilo y no presentaba un perfil de violento”, explicó Díaz.
Nota de Miguel Cruz Tejada
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