"Los dominicanos adoramos jugar desde pequeños, entonces porqué dejaría de jugar si tengo las condiciones para hacerlo", agregó.
Ramírez, de 41 años, bateó .352 con ocho jonrones y 43 impulsadas en 49 partidos con los Rinocerontes de EDA y ayudó a elevar la venta de boletas y los ratings televisivos de la liga profesional de Taiwán, un circuito que ha enfrentado graves problemas en años recientes.
El contrato de Ramírez con los Rinocerontes cubría la primera mitad de la temporada, que terminará el próximo martes, pero el jugador solicitó al conjunto terminarlo una semana antes.
"El contrato se acaba el 25 de junio, pero decidí terminar una semana antes para pasarla con mi familia en Taiwán y luego esperar alguna oferta, de Japón o Estados Unidos", dijo Ramírez. "Gracias al Señor, las puertas se quedaron abiertas.
El gerente general me ofreció seguir jugando o ser coach de bateo, gracias a Dios salgo de aquí en buenos términos", dijo.
"Tengo boleto de avión para regresar a Estados Unidos el lunes", dijo Ramírez.
"He aprendido que lo que no puedo hacer se lo dejo a Dios. Que sea su voluntad. Gracias al señor tengo paz. ¿De qué me valen la fama, el dinero, el poder, si pierdo a Dios?", dijo.
"Tengo paz, una esposa preciosa y mis hijos. Me siento dueño del mundo con esa bendición, que es mayor que cualquier bendición material", agregó.
"No me arrepiento de cosas que hice en el pasado porque de los errores aprendemos.
Los errores nos hacen mejores personas, mejores hombres. Me siento satisfecho de superar mis errores", dijo Ramírez, quien jugó pelota invernal en República Dominicana el año pasado para mejorar las probabilidades de conseguir trabajo en el verano.
"Claro que sí, si las puertas siguen abiertas seguiré jugando con las Aguilas Cibaeñas en la liga invernal", dijo.
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