Ya suman dos los casos de rabia reportado en San Cristóbal, en octubre pasado se había registrado otro caso de rabia humana, que terminó con la vida de una niña de seis años, de Cambita. Actualmente, el niño se encuentra en un estado de coma inducido, en la unidad de cuidados intensivos del centro.
El infectólogo Jesús Feris Iglesias, jefe del Servicio de Infectología del hospital, dijo que debe haber una alerta en el país, ya que ese solo caso representa una epidemia, y consideró urgente que las autoridades inicien una campaña masiva de vacunación de perros y gatos callejeros a nivel nacional.
Un estudio realizado por el Centro Antirrábico Nacional reveló que el 13 por ciento de los perros realengos en San Cristóbal y Santo Domingo Este dio positivo al virus de la rabia animal. “debemos hacer un llamado de atención a las autoridades del área, porque en apenas tres meses hemos recibido dos niños con rabia humana, la cual no tiene tratamiento e irremediablemente los pacientes mueren cuando son mordidos por perros o el hurón”.
Cuando un animal contaminado muerte a una persona el virus dura varias semanas y a veces meses en proceso de incubación antes de desarrollar la enfermedad.
Los detalles del caso fueron dados por la subdirectora del hospital, Rosa Nieves Paulino, y la infectóloga Josefina Fernández. Esta última explicó que el niño fue llevado al hospital Reid Cabral el 24 de este mes, con una historia de que el 28 de noviembre pasado a las 6:00 de la tarde fue agredido por un perro desconocido.
La madre, explicó Fernández, de muy escasos recursos económicos, atinó a acudir de inmediato al hospital Juan Pablo Pina, de San Cristóbal, donde le lavaron la herida y le dijeron que para aplicarle la vacuna tenía que ser durante el día, porque ya eran las 7:00 de la noche.
Dice que la despacharon a su casa, y entonces los vecinos, le dijeron que esa vacuna era costosa, que mejor fuera al día siguiente a una Unidad de Atención Primaria que hay en la zona, donde acudió con el niño. Allí la enfermera lavó nuevamente la herida y le puso una antitetánica y le dijo que tratara de buscar el perro y matarlo. (Lo que establece el protocolo es observar el perro si es conocido, pero si no es conocido, se debe de inmediato empezar a aplicar la vacuna antirrábica).
Agregó que en su desconocimiento la madre entendió que con la antitetánica su niño ya estaba libre de peligro, y que aunque intentó encontrar el perro no le fue posible. Su niño siguió bien, porque el virus tiene un período de incubación larga, hasta el 22 de enero pasado, que inicia con ansiedad, insomnio, irritabilidad, fiebre alta, cambio de conducta y a la hora de bañarlo se angustiaba mucho (fobia al agua).
Entonces al día siguiente volvió al hospital y se le notificó al Centro Antirrábico Nacional, donde se diagnosticó rabia, y se traslada el paciente al Robert Reid Cabral.
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