Este lunes entra en vigor la anhelada reforma migratoria anunciada el pasado 16 de octubre. Quienes tengan un pasaporte actualizado y un visado estampado en el mismo podrán salir y entrar en la isla sin necesitar permiso del Gobierno.
Las autoridades se reservan el derecho de denegar las salidas en casos excepcionales "para preservar el capital humano creado por la Revolución" y por razones de "interés público" o de "defensa" y "seguridad nacional".
La medida esperada durante cincuenta años despierta gran expectativa pero traslada la presión a terceros países. El Gobierno comunista no será el malo de la película. Pasa la pelota a los consulados, que deberán reforzar su personal.
Según Victoria Nuland, portavoz del Departamento de Estado, el gobierno de Estados Unidos trabaja "para garantizar los mecanismos necesarios para responder a cualquier aumento en la cantidad de solicitudes de visa o migración no documentada, y urge a las familias cubanas a utilizar los instrumentos de reunificación familiar y demás mecanismos de inmigración legal ya vigentes". En esa nación vive el 85 por ciento de los más de 2 millones de emigrantes cubanos.
La funcionaria explicó que su Gobierno "acoge positivamente" la reforma, pero aclaró que "los cubanos seguirán necesitando visado". Pidió que las personas no se arriesguen emprender "viajes peligrosos por el mar, poniendo en riesgo sus vidas".
El cambio suprime engorrosos trámites. No se necesita una carta de invitación, ni esperar la autorización de las consultorías jurídicas.
Sí habrá que visitar al Consulado para pedir el visado y se desconoce qué requisitos nuevos podrían pedir. Pero no habrá que presentarlo en migraciones para esperar la 'carta blanca', como se conocía al permiso de salida.
El nuevo proceso es mucho más sencillo. Permite a los cubanos permanecer hasta 24 meses en el extranjero, en lugar de los 11 actuales. Si se sobrepasa, la persona será un emigrante pero no perderá ninguno de sus derechos o posesiones en la isla.
La nueva ley levanta las restricciones a los profesionales, incluidos a los de la salud, uno de los sectores que tenía más dificultades para viajar.
El de los deportistas es otro sector donde podrían aplicarse filtros. De todas formas, la ley establece un plazo que permitiría a los cubanos trabajar, ganar dinero y regresar a gastarlo en la isla.
Otra ventaja es que no tendrán que pagar la actual tasa mensual de 40 dólares por el tiempo de permanencia fuera del país.
Los disidentes aseguran que la nueva ley sigue siendo discriminatoria y temen que a ellos les nieguen la salida.
La reforma permitirá también el regreso temporal de emigrantes que salieron ilegalmente de la isla a partir de 1994. Podrán volver aquellos que lleven al menos ocho años viviendo fuera.
MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO
Para EL TIEMPO
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