La brecha ideológica se aprecia en casi cualquier gasolinera de Venezuela. El dueño de una Hummer llena el tanque de gasolina con tan sólo dos dólares. Gracias a los subsidios del presidente Hugo Chávez, Venezuela goza de la gasolina más barata del mundo.
Detrás del hombre de la Hummer, llega un padre de familia de mediana edad, perteneciente a la clase media, quien nos dice: “Es asqueroso; no puedo soportarlo”, haciendo alusión a los 12.000 millones de dólares que el gobierno de Chávez paga al año en subsidios a la gasolina.
Pocos hombres o políticas han dividido tanto a una nación, a un continente, a un hemisferio. El presidente Hugo Chávez y su revolución “chavista” causan polémica ya sea en las gasolineras o en las Naciones Unidas.
El resultado de las elecciones del domingo en Venezuela pondrá de manifiesto si su legado es el de un Robin Hood latinoamericano con un peculiar estilo o el de un autócrata astuto que se mantiene en el poder mediante el uso y el abuso de los recursos que produce el petróleo de su país.
El mundo está a la expectativa. “Hemos llegado al punto en que la situación es insostenible”, dijo el economista David Rees, de Capital Market en Londres.
Capriles dijo a CNN que no cree que Venezuela se desestabilice si gana y rechaza la noción de que sólo Chávez puede dar voz a los pobres. “Esa es una gran mentira. Desafortunadamente, algunas personas en Venezuela creen que los pobres están con el gobierno y los que no son pobres, no. Es una idea equivocada, una falsedad”, dijo Capriles en mayo.
Los efectos de las elecciones podrían dejarse sentir primero en las gasolineras, y no sólo en las de Venezuela. El país pertenece a la OPEC y es uno de los proveedores más importantes de petróleo para Estados Unidos.
Los economistas han advertido que aunque no es probable que un desequilibrio en Venezuela afecte a los precios del petróleo, existe la posibilidad de que suceda.
Fuente/CNN
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