El estudio se llevó a cabo durante 14 días en diferentes institutos de Los Ángeles, en California. Un total de 535 estudiantes, de diferentes etnias y clases socieconómicas, reportaron cuánto estudiaban, dormían y si habían experimentado algunos de estos dos problemas académicos: no comprendían algunas de las explicaciones de clase o suspendieron algún examen, prueba o deberes.
Aunque los investigadores esperaban que las horas extra de estudio que dejaban sin dormir a los estudiantes provocaran problemas en el aprendizaje en clase, se sorprendiendo al descubrir que influía negativamente en los exámenes, lo opuesto a los que los estudiantes pretendían.
«Aunque estas noches sin dormir puedan parecer necesarias, tienen un coste en los resultados», advierte Fuligni, que matiza que los resultados del estudio no sugieren que los adolescentes deban estudiar menos en general, sino que aquellos que dejan de dormir tienen más probabilidades de sufrir problemas académicos al día siguiente.
Fuente: ABC.es
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