Una mujer decidió festejar sus 80 años de una forma no convencional: con un emocionante salto en paracaídas. Sin embargo, cuando el avión llegó a la altura indicada y se abrió la compuerta para que empiece el salto, la octogenaria se arrepintió de estar ahí y se empezó a agarrar con uñas y dientes al interior de la aeronave.
Pero por los movimientos bruscos el arnés de la abuela casi se suelta y tanto el paracaidista como la mujer fueron en caída libre hasta que se pudieron acomodar y completar con éxito la travesía.
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