A la madre del niño Rafael Eduardo Jourdain, raptado el 14 de abril del parqueo de su residencia y posteriormente asesinado, la llamaron por teléfono para pedir RD$50 mil a cambio de la libertad del infante.
Así lo hizo saber doña Miguelina de Jesús Jourdain Hernández en los interrogatorios y, además, explicó que el supuesto secuestrador le pidió que el dinero debía llevarlo a un sitio en el sector de Pintura, en Herrera.
El mapeo de llamadas que realizaron los investigadores a teléfonos relacionados con el imputado y la familia del menor determinó que se realizaron varias llamadas al teléfono de madre del menor asesinado, los días 15 y 16 de abril y en fecha 17 del mismo mes, y las autoridades encontraron el cuerpo sin vida de Rafael Eduardo flotando en las aguas del río Isabela, por el sector La Trinitaria del Simón Bolívar.
El 25 de abril, el hoy imputado fue detenido junto a un grupo de personas para fines de interrogatorio, pero según consta en el acta levantada en la Jurisdicción de Atención Permanente de la Provincia Santo Domingo, éste cometió varias contradicciones que llevaron a los investigadores a colocarlo como el principal sospechoso.
Una de estas contradicciones fue que Justo Félix Sandoval Acosta les dijo a los investigadores que el día de la desaparición del niño fue a un taller de radiadores, pero luego se comprobó que nunca estuvo allí.
Otra de las contradicciones de Sandoval es que dijo en los interrogatorios que se ofreció a llevar a la señora Miguelina al banco y esto resultó ser mentira.
Sandoval vive frente a la familia del niño Jourdain, era un hombre de extrema confianza y la madre del infante asesinado comunicó que una de sus hijas le contó que Sandoval tenía una actitud rara y extraña y jugaba y le ponía las manos al niño.
Tras recibir estas informaciones, las autoridades procedieron a allanar el apartamento de Sandoval Acosta donde encontraron fotografías de mujeres desnudas, semidesnudas, porta DVD con carátula con pornografía, incluyendo con menores de edad, calendario de mujeres semidesnudas, tres condones, seis DVD de películas presumiblemente pornográficas, entre otras evidencias.
Otra actitud asumida por Sandoval Acosta y que le llamó la poderosamente la atención a los investigadores fue el hecho de que nunca se integró a la búsqueda de Rafael Eduardo, mientras que todos los vecinos sí lo hicieron.
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