El artista hizo un llamado especial al director de este organismo para que por favor se le entregue todos los bienes incautados al momento de su detención.
“Espero que no haya que hacer tantos papeleos, porque ya todo está aclarado”, sostuvo. Otros en su caso no quisieran volver a entrar jamás a la cárcel, pero Franklin dejó allí amigos a los que no quiere abandonar y a los que prometió ayudar y seguir contribuyendo en su formación cristiana.
“Fui a visitarlos y ver qué necesitaban, para luego volver”. Él está seguro que quiere ser un hombre nuevo.
Recuerda que en la cárcel inició un grupo de estudio bíblico y que además formó un equipo de baloncesto y activó el gimnasio. Franklin tiene la virtud de influir en las personas y de motivarlas y lo utilizó allí para ayudar a los amigos presos a que se motivaran. Fueron días difíciles los que vivió en el pabellón de estrema seguridad en Najayo aunque él trataba de no pensar en eso.
Ahora prepara un disco cristiano que compuso con una guitarra en las frías paredes de Najayo, es algo que él siempre quiso, pero que nunca tenía tiempo. Luego sacará un disco con merengues tradicionales en donde lleguen las fusiones con la salsa, la balada y otros géneros. Su primer tema a promocionar será “Me querían cortar las alas”.
El artista explicó que todo se originó por un proceso en el que estuvo involucrada en Estados Unidos su madre y su padrastro. “Mi madre fue víctima del sistema, la llevaron a un nivel sicológico que la hicieron firmar un papel en inglés sabiendo que ella no sabe inglés.
Nunca pudieron probarle nada, pero la justicia divina es más poderosa y hoy solo digo que Dios me llevó a esta parte de la vida para que yo aprendiera a ser más” fuerte.
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