Barack Obama y George W. Bush desfilaron hoy domingo juntos en un paseo plácido por el lugar del atentado que hace diez años cambió millones de vidas. Era un final simbólico.
La décima ceremonia de recuerdo del 11-S cierra una era, de guerras, alertas y terror, para Estados Unidos y el resto del mundo. Los seis momentos de silencio – uno por cada impacto y uno por el colapso de cada torre -, la lectura de 2.983 nombres y el repiqueteo de las iglesias por los muertos tenían un aire especialmente solemne. Puede ser el último funeral colectivo con tanto despliegue de medios.
Obama y Bush pasearon en silencio en el primer encuentro para los dos en este lugar. El presidente y su sucesor, con sus esposas, caminaron despacio, con gesto grave, ellos vestidos de azul, ellas completamente de negro. Se pararon delante de uno de los estanques del monumento conmemorativo para leer y tocar los nombres grabados.
Sesenta gaiteros y tamborileros desfilaron entre los árboles y las nuevas cascadas. Se desplegó la bandera raída que hondeó hace diez años tras los ataques. Yo Yo Ma tocó Bach en chelo y Paul Simon interpretó 'El sonido del silencio'. Estaba previsto que cantara 'Puente sobre aguas turbulentas', pero cambió por una opción algo menos dramática. Con una gorra azul del parque conmemorativo y su guitarra, el ex de Garfunkel sacó un hilillo de voz.
Los políticos – entre ellos, el actual presidente y su predecesor, el actual alcalde de Nueva York y su predecesor - intervinieron con poesías, cartas y rezos, nada de discursos. Obama leyó el salmo 46, que casi parece una recreación del atentado y de las guerras de esta década: "Dios es nuestro amparo y fortaleza. Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida. Y se traspasen los montes al corazón del mar. Aunque bramen y se turben sus aguas, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar". El salmo tiene un mensaje desafiante para el enemigo: "El Señor está con nosotros".
El alcalde, Michael Bloomberg, citó a 'Macbeth'. Y Bush, el más aplaudido, hizo una defensa de sus guerras. Leyó la carta de Abraham Lincoln en 1864 a una viuda que había perdido cinco hijos en la guerra civil, Lydia Bixby. Para consolarla, el presidente le decía que los sacrificados estarían en "el altar de la libertad".
Sólo el vicepresidente Joe Biden dijo unas palabras algo más políticas de agradecimiento a la 'Generación del 11-S', los militares, los espías y los voluntarios que han luchado y muerto en los últimos diez años. "No los olvidaremos", dijo Biden, con la voz algo temblorosa.
Via Elmundo.es
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