Hombre de pocas palabras, Mariano ha dejado que su brazo hable por él y en 602 ocasiones, su faena ha garantizado el triunfo de los Yankees de Nueva York.
Mariano Rivera es el Sr. Automático, pues su presencia en la lomita en el noveno episodio es sinónimo de ¡apaga y vámonos, que ya se acabó todo!
Lanzar no es tirar duro. De tirapiedras y lanzallamas están llenas las Grandes Ligas. Pero muchos de estos no llegan lejos, pues mientras más fuerte lancen, más fuerte salen de vuelta los batazos.
En Rivera se resumen todas las características de un cerrador: sangre fría, control exquisito y presencia intimidante.
Aún cuando ya su recta apenas sobrepasa las 90 millas por hora y hay otros que la sueltan a 100 millas, el panameño sigue siendo el hombre que más bates quiebra, por esa habilidad para lanzar incómodamente pegado a los bateadores.
En 17 campañas regulares, Rivera exhibe ahora 602 salvamentos, con una efectividad de 2.22 y cuatro ponches por cada pasaporte que regala.
Pero si grande ha sido en temporadas regulares, es en postemporadas donde alcanza una dimensión suprema: 42 salvamentos en 31 series de playoffs y una efectividad de 0.77, con 109 ponches en 139 episodios.
A fin de cuentas, estamos en presencia de un ser humano, al que sólo le resta ocupar, cuando le llegue el momento de su retiro, sendos lugares en el Monument Park del Yankee Stadium y en el Salón de la Fama de Cooperstown.
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