Alomar : “Jugué toda mi carrera con amor y pasión por el juego. Quería ser el mejor y jugué este juego de una sola forma: para ganar”.
Roberto Alomar lució con mucha elocuencia y con la misma elegancia que lo hizo famoso dentro del terreno de juego por casi dos décadas.
Respaldado por más de un centenar de compatriotas y flanqueado por varias banderas puertorriqueñas, el otrora intermedista de las Mayores recibió hoy con mucho orgullo y emoción la placa que lo convirtió en un nuevo miembro de la familia del Salón de la Fama.
Bajo un intenso calor en el abierto terreno del Clark Sports Center, Alomar, el más grande segunda base de todos los tiempos, fue exaltado de forma oficial al Pabellón de los Inmortales convirtiéndose en el tercer pelotero nacido en Puerto Rico y en el séptimo latinoamericano en lograr dicha distinción.
Alomar fue elevado al grado de inmortal junto a Bert Blyleven y el ejecutivo Pat Gillick.
Bajo el coro de 'Robbie, Robbie” y de “Puerto Rico, Puerto Rico”, Alomar tomó sonriente la palabra mientras miraba a su familia que estaba sentada en la primera fila y a sus amigos.
“Primero quiero pedir permiso para decir algo en español para todos los puertorriqueños y latinos que están aquí conmigo en este día tan importante”, dijo Alomar de entrada. “Me siento orgulloso de ser puertorriqueño. Siempre jugué por mi Isla y por mi bandera”, agregó mientras los fanáticos boricuas estallaban en aplausos.
Alomar, quien nunca dejó de sonreír y de mirar a su familia ubicada en las primeras filas, tuvo palabras de agradecimiento para la directiva del Salón de la Fama, la Asociación de Escritores por darle la oportunidad de pertenecer a este exclusivo grupo y a los fanáticos del béisbol que lo respaldó donde quiera que jugó.
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