Hay algo que tiene Daddy Yankee que es capaz de enloquecer a la fanaticada. Anoche quedó demostrado en el show que dio en el Festival de Viña del Mar, en Chile. Tras una hora y media de reguetón del bueno, la gente se resistió a abandonar la Quinta Vergara, pidiendo uno y otro bis, a pesar de que el puertorriqueño ya había dado por finalizada su presentación.
Por más de media hora, ningún alma de las 15 mil presentes se movió del recinto esperando la cuarta salida del ídolo. Ya las Antorchas de Plata y Oro y la Gaviota de Plata estaban ganadas por el boricua. Y no había más que tocar, la señal televisiva había ido a negro y los animadores se habían cansado de decirle al público que no se podía más.
Ese nivel de fanatismo se produjo anoche en la presentación del Big Boss del movimiento. El show había llegado a niveles impensados, de mucha euforia y efervescencia, provocado por el ritmo, pasión y furor característicos de Daddy Yankee.
Y él supo cómo hacerlo: apelando a sus grandes éxitos. “Lo que pasó, pasó”, “Rompe”, “Llamado de emergencia” y “Tú me dejaste caer”, “Gasolina” desataron las reacciones más eufóricas del público de lo que va del Festival de Viña del Mar 2009.
La Quinta Vergara, a esas alturas, era una verdadera olla a presión a punto de explotar de placer y sabor. Tuvo su momento culminante cuando interpretó “Limpia parabrisas”, en el que hizo delirar al público que prendió miles de celulares y movió sus brazos de un lado a otro, logrando una compenetración lúdica. Luego vinieron las fotos y el juego prosiguió por largos minutos.
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