El pescado, que forma parte de la culinaria propia de la Semana Santa, aumenta su demanda para la época y en consecuencia también sus precios.
La tradición católica establece que el Viernes Santos no se debe comer carne, sobre todo de res, aves.
Entonces se incrementa el consumo de pescado y aumenta su venta en los puestos de los barrios y supermercados.
En esta Semana Santa el incremento de los precios es atribuido por los vendedores a que los suplidores aumentaron el precio base.
No obstante, el incremento de los precios del pescado la demanda se mantiene alta en esta Semana Santa.
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