Un terremoto de 5,6 grados se registró a las 23:07 local (05:07 GMT) cerca de Managua, sin que se reporten víctimas. El presidente Ortega sostuvo: "Estamos obligados a elevar al máximo las medidas de seguridad".
Los nicaragüenses permanecían en vela la madrugada de este lunes, presos del pánico por sismos que sacuden a Managua, el último de 5,6 grados, tras los dos terremotos que la semana pasada dejaron un muerto, unos 40 heridos y más de 2.000 viviendas dañadas total o parcialmente.
Se sintió un fuerte temblor de 5,6 grados en la escala de Richter registrado a las 23:07 locales (05:07 GMT) con epicentro a 1 km del volcán Apoyeque, en las costas del Xolotlán de Managua, sin que se reporten víctimas, según el Instituto Nicaragüense de Estudios Territorales (Ineter).
El movimiento telúrico, que tuvo dos réplicas de regular intensidad y fue precedido por uno de 4,9 grados y otros 40 de menor magnitud registrados durante el día, dejó al menos siete viviendas destruidas y causó alarma según reportes de personas, transmitidos por la oficialista Radio Ya.
Algunos pobladores de la capital -de 1,5 millones de habitantes- han dormido en la calle o con las puertas de su casa abiertas, temerosos de un sismo de gran magnitud, los más adultos reviviendo el terremoto que destruyó Managua en 1972 y dejó más de 10.000 muertos y muchos desaparecidos.
Los sismos se han sentido con fuerza en Managua y en los departamentos de León, Granada, Boaco, en el Pacífico de Nicaragua, producidos a escasa profundidad, en las cercanías de los volcanes Momotombo y Apoyeque.
Las autoridades mantienen una alerta roja que declararon luego de que ocurrió el jueves un primer terremoto de 6,1 grados en la escala de Richter, a 10 km de profundidad y 20 km al norte de la capital, cerca del pequeño volcán Apoyeque, en la costa del Xolotlán.
Un segundo temblor fuerte -de 6,1 grados y 113 km de profundidad- se registró el viernes a 60 km al suroeste de Managua, cerca del volcán Momotombo, de 1.280 metros de altura, situado también a orillas del Xolotlán.
Ambos temblores fueron seguidos por más de 1.000 réplicas de menor magnitud, que el sábado bajaron de intensidad, pero este domingo aumentaron.
"Estamos obligados a elevar al máximo las medidas de seguridad por responsabilidad con nuestro pueblo, hijos y familias", dijo la madrugada de este lunes el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.
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