«Una chica que se case en la mitad de la década de los 20 no tiene más posibilidades de ganar kilos que otra que esté soltera, pero más adelante esta diferencia de peso entre solteras y casadas aumenta considerablemente», asegura Dmitry Tumin, autor principal de la investigación y estudiante del doctorado en Sociología de la Universidad de Ohio.
Para llegar a estas conclusiones, Tumin y el profesor Zhenchao Qianutilizaron los datos de la Encuesta Nacional Longitudinal de la Juventud del 79, una muestra nacionalmente representativa de hombres y mujeres que tenían entre 14 y 22 años en 1979. Los participantes fueron encuestados anualmente hasta 1994 y cada dos años desde entonces.
En este estudio, los investigadores utilizaron datos de 10.071 personas encuestadas entre 1986 y 2008 para determinar el peso ganado en los dos años siguientes al matrimonio o divorcio.
Cuatro grupos de estudio
Los investigadores dividieron a los participantes en cuatro grupos: los que experimentaron una reducción de peso de unos tres kilos en los dos años posteriores al cambio de estado civil, los que ganaban un poco de peso (entre tres y nueve kilos), los que presentaban un gran aumento de talla (más de nueve kilos) y aquellos que ni presentaban pérdida ni ganancia de peso.
Los investigadores también tuvieron en cuenta una gran variedad de factores que pueden influir en el aumento o pérdida de peso, como el embarazo para las mujeres, la pobreza, el estatus socioeconómico y la educación.
De acuerdo a los resultados del estudio, tanto los hombres como las mujeres que se habían casado o divorciado tenían una mayor tendencia a ganar algo de peso (entre tres y nueve kilos) en los dos años siguientes al cambio de estado civil.
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