Un asesino convicto, que ya había cumplido su condena hace 20 años, fue puesto en libertad esta semana en la provincia argentina de Buenos Aires. El recluso ingresó al penal de Sierra Chica en 1979 pero se negaba a abandonar el establecimiento alegando que se sentía a gusto porque tenía techo y comida, según los documentos judiciales.
Osvaldo Alejandro Longobuco Calidoni, de 75 años, fue sentenciado a cadena perpetua por el asesinato de una mujer hace más de cuatro décadas. Sin embargo, luego de cumplir 20 años tras las rejas podía solicitar la libertad condicional, pero nunca accedió a ese beneficio.
El magistrado Alejandro Horacio Lago indicó que en base a los cálculos que otorga la ley, la sentencia de Longobuco Calidoni se extinguió el 8 de octubre de 2001, por lo que ordenó su "inmediata liberación", pese a los alegatos del hombre. Aseguraba que no tiene un hogar, hace mucho que no contacta a su familia y que no quería ser trasladado a un asilo, además de destacar la "buena infraestructura" de la cárcel.
"No puedo desconocer lo humano, en lo que dijo y expresó a la Defensoría del Pueblo local que la prisión es su lugar donde está seguro, donde encuentra alimentos, cobijo y vínculos sociales. Pero esta circunstancia de encierro no se puede prolongar", expresó Lago en su decisión.
El magistrado también se dirigió a las instituciones encargadas de los servicios sociales para que tomen las medidas necesarias y evitar que Longobuco Calidoni se quede en la calle, recogen medios locales. Según los informes, el hombre salió de la cárcel el lunes.
Durante un buen tiempo de los más de 40 años que Longobuco Calidoni estuvo recluido, compartió prisión con Carlos Eduardo Robledo Puch, uno de los asesinos en serie más sangrientos en la historia de Argentina. Apodado como 'El Ángel Negro' o 'El Ángel de la Muerte', fue condenado a cadena perpetua por 11 asesinatos y lleva 49 años encarcelado. Robledo Puch ha hecho múltiples solicitudes de libertad, pero todas le han negado.
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