“Es una coincidencia de fenómenos infrecuente e interesante”, declaró a la AFP Pascal Descamps, astrónomo del Instituto de Mecánica Celeste y Cálculo de Efemérides (IMCCE) del Observatorio de París.
“La Luna tendrá un tono rojizo, un poco cobrizo, y Marte, apodado ‘el planeta rojo’, estará a su lado muy brillante, con un tono ligeramente anaranjado”, explica.
El espectáculo astronómico podrá observarse a simple vista, sin ningún peligro. Pero los prismáticos, lentes y telescopios permitirán disfrutarlo aún más.
El eclipse solo será visible —parcial o totalmente— en la mitad del mundo: podrá verse desde África, Europa, Asia y Australia.
Los mejores situados para disfrutar del espectáculo serán los habitantes de África, Medio Oriente e India.
En América Latina será visible en la penumbra crepuscular del viernes en la costa oriental del continente, en Brasil, Uruguay y Argentina, aunque el invierno austral puede complicar la observación del fenómeno.
Para que se produzca un eclipse de Luna tiene que haber una alineación casi perfecta del Sol, la Tierra y la Luna. Cuando nuestro planeta se sitúa entre el astro y la Luna, proyecta su sombra sobre nuestro satélite natural.
“Miniluna”
El viernes, la Luna, que estará en plenilunio, irá entrando poco a poco en la penumbra y después en la sombra, en la que ingresará completamente para después ir saliendo progresivamente.El fenómeno completo (incluida la fase de penumbra) comenzará a las 17H14 GMT y concluirá a las 23H28 GMT.
El espectáculo comenzará realmente a las 18H24 GMT, cuando parecerá que la Luna tiene un mordisco de sombra.
El momento más cautivador del eclipse, es decir, cuando la Luna estará completamente en el cono de sombra proyectado por la Tierra, se iniciará a las 19H30 GMT y terminará a las 21H13 GMT.
Esta fase “total” durará 1 hora y 43 minutos (103 minutos), convirtiéndolo en el eclipse lunar más largo del siglo XXI.
“Es una réplica del eclipse del 16 de julio del 2000, que duró 1 hora y 46 minutos, convirtiéndose en el eclipse de luna más largo del siglo XX [que terminó el 31 de diciembre del 2000]”, señala Pascal Descamps.
Se tratará del segundo eclipse total de Luna de 2018, después del ocurrido el 31 de enero. En aquella ocasión se trataba de una “superluna”, porque el satélite tenía la apariencia de ser especialmente grande.
La del viernes, en cambio, será una “miniluna”, ya que se encontrará casi en el punto más alejado de la Tierra y dará la sensación de tener un tamaño menor. También por eso, le llevará más tiempo atravesar el cono de sombra.
Al estar privada de los rayos del Sol, la Luna se ensombrecerá y se teñirá de rojo. Este color se explica por el hecho de que la atmósfera terrestre desvía los rayos rojos de la luz solar hacia el interior del cono de sombra, y la Luna puede reflejarlos.
Según las condiciones atmosféricas y, especialmente, la contaminación, la Luna podrá adquirir un gris rojizo muy oscuro, o teñirse de un rojo más intenso si no hay partículas en la atmósfera.
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